Dimite el mayordomo de la Macarena por su restauración

La hermandad de la Macarena afronta una de las mayores crisis internas de su historia reciente tras el revuelo provocado por una alteración estética en el rostro de la Virgen de la Esperanza, detectada tras unos trabajos de conservación. La junta de gobierno confirma la dimisión del mayordomo y el prioste responsables de la imagen, Enrique Espinosa de los Monteros y Miguel Ángel Fernández Almagro, que se hará efectiva “una vez resuelta la incidencia”. La decisión surge tras la presión social generada por una multitudinaria protesta a las puertas de la basílica y una fuerte crítica en redes sociales.

La polémica estalla tras la reapertura al culto de la talla con un “efecto estético no deseado”, especialmente visible en el rostro de la Virgen, según reconoce la propia hermandad. Este cambio se atribuye a la colocación de unas nuevas pestañas poco antes de vestir la imagen, cuando el adhesivo aún no se secaba del todo, lo que pudo alterar su expresión. A pesar de las dudas que surgen ya en ese momento, la Virgen regresa al culto, una decisión que la hermandad califica ahora como “errónea”.

En su comunicado, la junta pide “perdón a todos los hermanos y devotos por el daño moral y devocional que puedan sentir por las decisiones tomadas” y detalla la cronología de los hechos, desde la firma del contrato con la Fundación para la Investigación de la Universidad de Sevilla (FIUS), hasta la intervención de urgencia que sigue a la ola de críticas y protestas, incluida una concentración espontánea a las puertas de la basílica.

Los trabajos van a cargo del escultor Esteban Sánchez Rosado, bajo la supervisión del conservador de bienes muebles de la hermandad, y continúan durante la noche del 21 de junio. Como gesto de transparencia, la Virgen queda expuesta en veneración extraordinaria durante tres días para que los fieles puedan comprobar su estado. La hermandad también anuncia medidas para esclarecer lo ocurrido y recuperar la confianza de sus devotos.

El profesor Francisco Arquillo, responsable del informe original de conservación, entrega un informe resumido como paso previo a uno definitivo “más extenso”, donde se comparan los trabajos realizados con el estudio previo de mayo de 2024. Para evaluar el impacto de la intervención, se consulta a “especialistas de reconocido prestigio”. Finalmente, la hermandad decide que el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH), dependiente de la Junta de Andalucía, supervise todas las actuaciones futuras. Cuando finalice este proceso, se convocará un cabildo general extraordinario para valorar lo sucedido y adoptar nuevas decisiones.