Estudian la relación entre el riesgo vascular y la demencia

ESTUDIO CLÍNICO

El cardiólogo Valentín Fuster llama a profundizar en esta interacción para avanzar en la prevención

Las enfermedades cardiovasculares se reconocen como causantes de una amplia gama de síndromes cognitivos.
Las enfermedades cardiovasculares se reconocen como causantes de una amplia gama de síndromes cognitivos. | Europa Press

El cardiólogo Valentín Fuster, director general del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), ha subrayado las evidencias que existen sobre la relación entre el deterioro cognitivo y la salud cardiovascular, instando a profundizar en ambos y sus interacciones para poder avanzar en la implementación de estrategias de prevención eficaces.

Así lo ha señalado durante el simposio internacional “Understanding the Neurovascular Network to Prevent Dementia”, organizado por el CNIC y la Fundación Ramón Areces, y en el que han participado distintos investigadores para abordar el papel esencial de la red neurovascular en la demencia, uno de los mayores desafíos de salud global del siglo XXI.

“Las enfermedades cardiovasculares se reconocen como la causa subyacente de una amplia gama de síndromes cognitivos, definidos como deterioro cognitivo vascular y demencia. Asimismo, varios estudios han subrayado el papel de las enfermedades cardiovasculares y los factores de riesgo cardiovasculares y metabólicos como coadyuvantes en la expresión de otros tipos de demencia, principalmente la enfermedad de Alzheimer”, ha detallado Fuster.

Necesidad urgente

Sin embargo, ha precisado que “se sabe poco sobre su interacción durante sus largas fases preclínicas y cómo se influyen entre sí”, por lo que ha incidido en la “necesidad urgente” de comprender mejor los mecanismos que impulsan estos procesos para poder actuar en materia de prevención. Durante el simposio, investigadores como David Attwell; Andy Shih, del Seattle Children`s Research Institute-University of Washington (Estados Unidos); Susanne van Below, de la Universidad de Edimburgo (Escocia); Joanna Wardlaw, de la Universidad de Edimburgo, junto con los coordinadores, presentaron avances sobre la enfermedad de pequeño vaso cerebral, la función de los capilares y los biomarcadores de daño neurovascular, remarcando que la integración de la biología vascular y la neurociencia es esencial para prevenir el envejecimiento cerebral y la demencia.

La coordinadora del Programa de Factores de Riesgo Cardiovascular y Salud Cerebral del CNIC, María Ángeles Moro, ha explicado que el cerebro contiene cerca de 700 kilómetros de vasos sanguíneos que aportan los nutrientes y el oxígeno necesarios para su correcto funcionamiento. “Células neurales y vasculares -neuronas, astrocitos, microglía, células endoteliales, células de músculo liso y pericitos- forman una red integrada de señalización que coordina de manera muy precisa las señales vasculares con la plasticidad y la excitabilidad neuronal, las respuestas inmunitarias y los mecanismos de limpieza cerebral”, ha detallado.

Según ha comentado, esta compleja relación debe comprenderse en profundidad “tanto en condiciones de salud como de enfermedad, ya que es esencial para la función cerebral y la cognición”.

Una novedad no contemplada hasta hace poco

El director del Instituto de Investigación del Cerebro y la Mente de la Familia Feil de la Facultad de Medicina Weill Cornell en Nueva York, Constantino Iadecola, ha asegurado que hasta hace poco no se había contemplado el papel de las alteraciones vasculares en estas enfermedades neurológicas, salvo en el caso de los ictus y otras enfermedades importantes de los vasos sanguíneos del cerebro. “La idea de que el alzhéimer podría tener un componente vascular no formaba parte de nuestro pensamiento”, ha comentado. De hecho, los criterios de diagnóstico no incluían la posibilidad de un problema vascular. Eso creó una percepción errónea de la enfermedad. Sin embargo, la mayoría de las personas con deterioro cognitivo tienen una combinación de enfermedades.

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