Un experto en sectas alerta de su auge en los discursos online

AUGE SECTARIO

El psicólogo Miguel Perlado pone el foco en la adolescencia y advierte: “Cambiaron radicalmente”

Miguel Perlado, psicólogo y experto en sectas en la Escuela Gallega de Administración Pública.
Miguel Perlado, psicólogo y experto en sectas en la Escuela Gallega de Administración Pública.

Miguel Perlado, psicólogo clínico e investigador de sectas desde hace 25 años, participa en la 10ª edición del Encuentro Nacional sobre Abuso Psicológico y Sectas en Santiago de Compostela. Antes de la inauguración, advirtió sobre la evolución de estas organizaciones: “Las sectas han cambiado sustancialmente” y ya no se limitan al ámbito religioso, sino que abarcan también espacios relacionados con la sanación, terapias y crecimiento personal.

Estos grupos han ganado fuerza tras la pandemia, con nuevas formaciones online que, sin encajar en la definición clásica de secta, reproducen narrativas “sectarias” con riesgos evidentes. Perlado señala que el “mundo secta” se moverá en el contexto digital en los próximos años y alerta sobre el impacto del individualismo y el narcisismo en este ecosistema. “Debemos estar bien atentos a qué tipo de contexto cultural estamos creando”, advierte, señalando que el aumento de la fragilidad emocional y la dificultad para construir una identidad sólida están favoreciendo la aparición de estas dinámicas.

“Estamos viendo lo que podríamos describir como sectas digitales”, afirma, destacando que muchas operan en internet, captando seguidores y adoctrinando online antes de establecer contacto físico. Las redes sociales facilitan su publicidad y expansión, contribuyendo a una “deriva autoritaria” que afecta especialmente a la juventud. Además, resalta que este fenómeno no se limita a grupos organizados, sino que también se observa en discursos y comunidades que fomentan la dependencia emocional y el pensamiento único.

La clave de la adolescencia

Las sectas se diversificaron, hasta el punto de no tener un único público objetivo, advierte Perlado. “Encontramos grupos que se dirigen hacia niveles socioeconómicos más desfavorecidos, otros hacia niveles más elevados... Hay una amplia variabilidad”. Aproximadamente un 1% de la población tendrá contacto con alguna secta en su vida. En España, hay entre 250 y 300 grupos. Aunque no hay un perfil único, ciertas situaciones de cambio, crisis o transición pueden aumentar la vulnerabilidad. “Esto hace que las personas busquen algún tipo de recurso o ayuda. Y ahí justamente la seducción de las sectas atrae con mucha fuerza”.

La adolescencia es otro período crítico, ya que la identidad aún está en formación y los jóvenes son nativos digitales. “La seducción que despliegan estos grupos puede ser mucho más atractiva para un joven por la identidad completa y total que ofrecen y por ese programa de transformación”, apunta. Las redes sociales refuerzan su influencia, facilitando el contacto directo y constante.

Salir de una secta es un proceso que puede durar años y generar crisis de identidad. “Se acumulan muchos elementos de duda que hacen que al final la persona empiece a replantearse su adhesión. Hay personas que han estado 15, 20 o más años en un contexto sectario hasta que finalmente salen”, señala Perlado. El impacto depende del tiempo de permanencia y del nivel de vinculación con el grupo.

Los medios juegan un importante papel en este fenómeno sectario

El encuentro abordará, entre otros temas, el caso gallego de “Los Miguelianos”, así como el abuso espiritual, el impacto en las familias y el enfoque periodístico de esta problemática. Perlado anima a los medios a ir más allá del titular sensacionalista, ya que “puede dar el efecto contrario” al que se busca.

Advierte sobre el auge de series sobre sectas en canales temáticos, que generan fascinación en los espectadores, pero presentan una versión compactada del fenómeno. “Dicen: ‘Esto pasa ahí, yo ahí nunca entraría’. Pero eso es porque están viendo un producto final”, matiza. Según el psicólogo, este enfoque puede generar una falsa sensación de inmunidad, impidiendo que reconozcan dinámicas similares en su entorno cercano. Perlado también destaca que estos contenidos no profundizan lo suficiente en los mecanismos internos que permiten la manipulación, lo que limita la comprensión real.

Por ello, pide centrar la atención en la experiencia subjetiva de las víctimas y en “lo que sucede en su mundo interior”. Destaca que la esencia del abuso sectario está en cómo se infiltra en la mente y en la conciencia, modificando la percepción de uno mismo. Subraya la importancia de dar visibilidad a esos momentos “invisibles” que sientan las bases para abusos más graves. Además, señala que los medios tienen la responsabilidad de no reforzar estereotipos sobre las sectas, ya que esto dificulta la identificación de nuevos grupos más sofisticados.

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