Una guía ayuda a gestionar el alzhéimer durante la Navidad

GENTE MAYOR

La Fundación Pasqual Maragall lanza recomendaciones para fomentar entornos seguros

El objetivo es mitigir el estrés que suponen este tipo de celebraciones para los enfermos y sus familias.
El objetivo es mitigir el estrés que suponen este tipo de celebraciones para los enfermos y sus familias.

La Navidad representa un desafío logístico y emocional para las familias que conviven con enfermos de alzhéimer. Lo que socialmente se percibe como un tiempo de celebración, desde una perspectiva clínica y asistencial supone una ruptura drástica de las rutinas, la aparición de estímulos poco habituales y un aumento de la complejidad en las interacciones sociales. Ante este escenario, la Fundación Pasqual Maragall ha estructurado una serie de recomendaciones técnicas destinadas a mitigar el estrés y fomentar entornos seguros durante el periodo festivo.

El cuidado del cuidador

Uno de los datos más relevantes que ofrece la fundación es la alta concentración de la carga asistencial, traducida en que en ocho de cada diez casos, el cuidado recae en la familia, y de forma abrumadora en mujeres (hijas y esposas), que promedian 70 horas semanales de atención directa. Esta presión aumenta exponencialmente en diciembre, lo que hace indispensable priorizar la salud de quien asiste.

El bienestar de la persona cuidadora es tan importante como el de la persona que padece alzhéimer”, advierten los expertos de la institución. En este sentido, enfatizan en que el autocuidado no debe percibirse como un lujo, sino como una herramienta de gestión, asegurando que “cuidarse no es egoísmo, sino una necesidad para poder ofrecer el mejor apoyo posible”. Se recomienda la planificación de descansos breves pero efectivos en turnos de 20 a 30 minutos donde otros miembros de la familia asuman la supervisión, permitiendo al cuidador principal desconectar de la hipervigilancia constante.

En cuanto a los pacientes, recomiendan no alterar drásticamente los horarios habituales de cuestiones como las comidas, a pesar de las convenciones sociales de las cenas tardías. “Simplificar el menú y presentar los alimentos por pasos reduce las distracciones”, apuntan. Integrar a la persona en tareas de baja complejidad, como poner los cubiertos o elegir el postre, no sólo facilita la dinámica de la cena, sino que refuerza su sentimiento de utilidad y autonomía.

Una buena época de tradiciones para trabajar la memoria afectiva

Para evitar la desorientación que producen las reuniones multitudinarias, la guía informativa propone una coordinación familiar exhaustiva previa a los eventos. Consensuar horarios y repartir responsabilidades operativas (cocina, traslados, acompañamiento) es fundamental para reducir la carga de estrés ambiental.

Durante los encuentros, la comunicación debe simplificarse para no saturar los canales cognitivos del paciente. Según la fundación, el uso de un tono calmado y frases sencillas es clave para mantener la conexión. “Hacerla partícipe preguntándole por sus preferencias, mostrarle fotografías o explicar con antelación los pasos de la comida fortalece su seguridad”, explican los especialistas. El objetivo es que la persona con alzhéimer se sienta integrada en el grupo, minimizando la sensación de aislamiento que a veces producen las conversaciones rápidas y cruzadas de las grandes cenas.

Tradición y memoria

La Navidad ofrece una oportunidad singular para trabajar la memoria afectiva, que suele preservarse más tiempo que la memoria de los datos. Mantener tradiciones como cantar villancicos o decorar el hogar sirve como anclaje reconocible. No obstante, la Fundación advierte que la eficacia de estas acciones reside en la moderación y en la gestión de las expectativas.

Importa más la calidad que la cantidad: encuentros más cortos, con menos estímulos y objetivos modestos suelen resultar más satisfactorios que largas reuniones con múltiples demandas”, señalan. La recomendación técnica es clara: priorizar reuniones breves que no agoten las capacidades de la persona afectada. En este sentido, señalan una realidad fundamental del proceso: “En el caso del familiar con alzhéimer, quizá ese recuerdo no perdure, pero disfrutar del momento y mantenerse tranquilo y contento durante estas fechas es más que posible”.

Finalmente, el aspecto físico y sensorial de las celebraciones requiere ajustes específicos. La sobreestimulación auditiva y visual puede prevenirse mediante la creación de un “rincón tranquilo”: un espacio con iluminación tenue y mobiliario cómodo donde el paciente pueda retirarse si se siente saturado.

La conclusión de la Fundación Pasqual Maragall es que, con una planificación adecuada, es viable transformar estas fechas en instantes de conexión y serenidad para todos los implicados.

Contenido patrocinado

stats