Plantar árboles, una manera de salvar vidas

PLANTAS Y SALUD

Cada vez hay más evidencias que apuntan a una asociación entre la exposición a la naturaleza y una menor mortalidad

Árboles en la ciudad estadounidense de Portland.
Árboles en la ciudad estadounidense de Portland.

Una campaña que plantó árboles durante treinta años en las calles de Portland (Estados Unidos) permite mostrar que el número de árboles plantados se asocia con una reducción en la mortalidad, y que el efecto es más pronunciado a medida que los árboles crecen y envejecen.

Desde hace treinta años, la organización sin ánimo de lucro Friends of Trees se ha dedicado a plantar árboles en las calles de Portland. Ahora, un nuevo estudio, codirigido por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) y el Servicio Forestal del USDA, muestra que cada árbol plantado se asoció con una reducción significativa de la mortalidad no accidental y cardiovascular (del veinte y el seis por ciento respectivamente si los árboles se plantaron de quince a treinta años antes). Los investigadores e investigadoras también estiman que los beneficios económicos anuales de plantar árboles superan ampliamente el coste de su mantenimiento.

Cada vez hay más evidencia que apunta a una asociación entre la exposición a la naturaleza y una menor mortalidad. “Sin embargo, la mayoría de los estudios utilizan imágenes de satélite para estimar el índice de vegetación, que no distingue los diferentes tipos y no puede traducirse directamente en intervenciones tangibles”, señaló Payam Dadvand, investigador de ISGlobal y autor principal del estudio.

Así, los autores aprovecharon un experimento natural que tuvo lugar en la ciudad de Portland. Entre 1990 y 2019, Friends of Trees plantó cerca de cincuenta árboles en las calles (y mantuvo registros de donde se plantaron los árboles y cuando). El equipo de investigación analizó el número de árboles plantados en una zona determinada (concretamente un área censal en la que viven aproximadamente cuatro mil personas) en los cinco, diez o quince años precedentes. Asociaron esa información con la mortalidad por causas cardiovasculares, respiratorias o no accidentales en esa misma zona, utilizando datos de la Autoridad Sanitaria de Oregón.

Los resultados muestran que en los barrios en los que se habían plantado más árboles, las tasas de mortalidad (muertes por cada cien mil personas) eran menores. Esta asociación negativa era significativa para la mortalidad cardiovascular y la no accidental, es decir, todas las causas excluyendo los accidentes, sobre todo para los hombres y las personas mayores de sesenta y cinco años.

La asociación era más fuerte a medida que los árboles envejecían y crecían. La reducción en la tasa de mortalidad asociada a árboles plantados entre once y quince años antes (treinta por ciento) era el doble de la observada con árboles plantados entre uno y cinco años antes. Esto significa que los árboles más viejos están asociados a una mayor disminución de la mortalidad, y que conservar los árboles maduros puede ser especialmente importante para la salud pública.

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