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PAPELES DEL ROCK
Una tarde de tormenta tropical que hizo caer un auténtico diluvio sobre la zona de los Blue Wave Studios de Barbados en abril de 1993, donde los Stones estaban ensayando y grabando algunas demos de trabajo cara a lo que iba a ser la grabación definitiva de su nuevo álbum, dio su título a este disco. Keith encontró un pequeño gato asustado bajo uno de los arbustos que poblaban el jardín que rodeaba la entrada al estudio cuando salió a coger algo del maletero de su coche, lo metió dentro del estudio, le bautizó como “Voodoo”, le puso un plato de leche en la cocina y a partir de ahí, ese animal entró en la historia del grupo.
Keith adoptó a esa mascota y se lo llevó a sus estancias, que a partir de ahí se llamaron “Voodoo Lounge & Doc´s Office” – “Doc” es uno de los muchos motes y nombres que Keith tiene tanto dentro del entorno más íntimo de los Stones como del negocio en general- y al final, ese anecdótico episodio estuvo en el origen del disco que el grupo estaba grabando.
Como ocurre con todas las grandes obras en la historia del rock, en este caso ‘Voodoo Lounge’, que personalmente considero con gran diferencia su mejor álbum de la década de los 90 y el mejor, más inspirado y más completo desde el ‘Tattoo You’ de 1981, a medida que pasa el tiempo, cuando vuelvo a sacar el CD de la ya gastada galleta y lo pongo en mi equipo para escucharlo una vez más para documentarme mejor cara a escribir este artículo sobre el 30 aniversario de la edición de este excelente disco, compruebo lo que siempre he defendido sobre las grandes obras de la historia del rock: no es que envejezca bien. Es que simplemente, no envejece.
30 años después de aquel 11 de julio de 1994, el día en el que se puso a la venta este disco, ‘Voodoo Lounge’ es un trabajo de pura personalidad Stone, más todavía en mi opinión que ‘Steel Wheels’ o posteriormente ‘Bridges To Babylon’. Es un disco que recoge momentos y evoca en muchos detalles a ‘Exile On Main Street’, nos regala melodías y pinceladas sonoras que no están lejos de sus hits de los años 60 – En “Sweethearts Together” por primera vez desde el mítico “Back Street Girl” de 1967 suena un acordeón en una canción de los Stones- y en general y a pesar de que pasado algún tiempo Mick Jagger aseguró que nunca le convenció del todo la producción de Don Was para este trabajo, es un disco de personalidad, estilo y espíritu Stone desde el primer al último acorde.
Se abre ‘Voodoo Lounge’ con una de esas canciones de aire exótico/erótico, que me hubiera cuadrado muy bien por ejemplo en ‘It´s Only Rock´n´Roll’ o ‘Black And Blue’ al que la armónica de Mick Jagger le da un atractivo fantástico, “Love Is Strong”. Bien, a una primera escucha, la cosa promete. Y no defrauda cuando la batería de Charlie nos aplasta el cerebro segundos antes de que las guitarras de Ronnie y Keith ataquen un rock fuerte, poderoso y sensacional que yo ya bauticé como “el Brown Sugar de los 90” y cuyo nombre real es “You Got Me Rocking”, uno de los pocos temas de este disco que se siguen asomando a los set-lists de las últimas giras.
Echando chispas como dice el título del tema, y como si quisieran darles una lección a sus alumnos AC/DC, “Sparks Will Fly” es un disparo a quemarropa, una bala de revolver cargada de bourbon y rock´n´roll que estoy seguro que cuando lo escuchó Chuck Berry se maldijo por no haberlo grabado él mismo. Dentro de los rocks más fuertes y más duros que envuelven de electricidad sus microsurcos, hay que disfrutar a tope de “I Go Wild”, un temazo que se podría catalogar como de puro hard rock y el tema que cierra el álbum, “Mean Disposition”, fuerte y cargado de guitarras muy rockeras con un Jagger tirando hacia arriba dentro de un rock´n´roll clásico de los 50 de los que hubieran grabado con Andrew Loog Oldham en sus primeras producciones.
¿El momento Keith? Bien, no solamente uno, sino dos. Dos temas lentos, cargados de atmósferas evocadoras, en el primer caso con el violín folk de esa joya llamada “The Worst” y después con “Thru And Thru”, que se convertiría en todo un impacto mediático cuando sonó en el final de la segunda temporada de la serie de televisión de HBO Los Soprano, -episodio n.º 26, “Funhouse”-, durante la última secuencia del episodio y los créditos finales. Pero además en este álbum hay baladas tan intensas y formidables como la preciosa “Out Of Tears”, con un Mick Jagger insuperable que me sigue emocionando cada vez que le escucho en esta canción junto a esa enternecedora y estremecedora entrada de piano del tema o ese regalo llamado “New Faces”, con una entrada de clavecín que recuerdo perfectamente que la primera vez que la escuché me dije: “¡Esta es la nueva “Lady Jane”!”.
Coincidiendo con este 30 aniversario de la edición de ‘Voodoo Lounge’, se reedita el disco en nueva edición en vinilo de color rojo y amarillo, que incluye los sencillos originales de “Love Is Strong”, “You Got Me Rocking”, “Out Of Tears” y “I Go Wild”. Esta edición exclusiva viene con un vinilo extra de 10" que incluye temas inéditos -aunque ya conocidos por los coleccionistas de rarezas, como es mi caso- tales como “I'm Gonna Drive”, “So Young”, “Jump On Top Of Me” y “The Storm”.
No obstante lo cual – que dirían genialmente Pappo y sus Riff en Argentina como Los Zigarros aquí en España- y felicitándome por el hecho de que con motivo de este 30 aniversario ‘Voodoo Lounge’ vuelva al primer plano de la actualidad, personalmente hoy prefiero rememorar en estos papeles alguno de los hechos que al albur de este disco, relanzaron a los Stones y a toda su carrera de manera espectacular. En ‘Voodoo Lounge’ debuta con el grupo un genio de las cuatro cuerdas que entró para cubrir la baja de Bill Wyman, el excelente bajista Darryl Jones, que 30 años después sigue con ellos en estudio y en los escenarios. La gira que siguió a la edición de este álbum, muy acertadamente a mi juicio, abandonó ese hueco y sobrecargado aire circense, lleno de muñecos hinchables de las giras ‘Steel Wheels / Urban Jungle’ de 1989-90 y aunque apostó por levantar unos escenarios espectaculares, que lejos de esconder a los Stones detrás de una parafernalia que yo siempre pensé que ni necesitaban ni aportaba nada que ellos mismos no fueran capaces de hacer, realzó todavía más su grandeza como banda. Y les llevó por primera vez a su nueva tierra prometida, América latina y muy especialmente, a Argentina. La patria Stone desde entonces.
Hoy, 7 de julio - ¿casualidades o caprichos del destino?- hace exactamente 42 que vi por primera vez a los Stones en el Estadio Vicente Calderón de Madrid. Como seguramente muchos de ustedes. ¿Qué decir? Pues lo de siempre. Los Stones, siempre los Stones…
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