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Un gesto que sorprendió a muchos
En la capilla ardiente del papa Francisco, un gesto discreto pero profundamente significativo sorprendió a todos los presentes. Mientras cardenales y obispos daban el último adiós al pontífice, Sor Geneviève Jeanningros, una religiosa de 81 años conocida por su trabajo con los más marginados de Roma, se apartó del protocolo para acercarse al féretro del papa y orar en silencio.
Sor Geneviève, miembro de las Hermanitas de Jesús, lleva más de 50 años trabajando con comunidades vulnerables, en particular mujeres transexuales y feriantes de la costa de Ostia. A lo largo de su vida, ha sido cercana al papa Francisco, quien la llamaba "la enfant terrible" por su valentía en abordar temas tabú y ayudar a los más necesitados. Durante la pandemia, fue ella quien gestionó la distribución de ayuda a los trabajadores de las ferias y la comunidad trans, a través del cardenal Konrad Krajewski.
El hecho de que Sor Geneviève, fuera del protocolo oficial, se haya detenido a orar en la capilla ardiente sin que nadie la interrumpiera, simboliza no solo su conexión personal con el papa, sino también su dedicación incansable a quienes más lo necesitan. Su presencia en ese momento, como siempre lo ha hecho a lo largo de su vida, fue una muestra de fe, humildad y solidaridad.
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