La ausencia de kioscos en las playas viguesas, por el retraso en la concesión de permisos que debe aprobar el Concello, sigue causando problemas. A las quejas de los responsables de estos establecimientos veraniegos, encargados a su vez de instalar los baños públicos, se suman las protestas de los hosteleros. Ya hay consecuencias. El lunes, la cafetería Jonathan, en Samil, decidió cerrar sus puertas tras verse desbordado con el Festival Aéreo. Su propietaria, Karina Fálagan asegura que por culpa del Concello somos utilizados como baño público sin consumir. La situación es insostenible.