Diana Prieto Rodríguez: “Venir a Trives es para mi un triple premio: familia, amigos y naturaleza"

Desde pequeñita, cada año, junto a su familia, Diana Prieto llegaba de Huelva a pasar sus veranos entre Sobrado, de donde son sus padres, y Trives. Los años pasaron y ahora, casada con un trivés, ambos siguen, sin fallar un solo año, manteniendo sus visitas, no sólo en verano, sino escapando desde Madrid cada vez que pueden.

Pregunta.¿Qué significa llegar a Trives?

Respuesta.Volver a las raíces, volver a casa, la familia, ver las caras conocidas de la infancia y de la fase adulta. Algo muy importante para mí es la naturaleza, las montañas, la tierra, los cantos de los pájaros, los olores, los colores, los silencios… No sólo son vacaciones, sino que hay algo profundo que me trae una y otra vez, sin cansarme del pueblo, de sus gentes, su gastronomía y productos típicos, y también los lugares de naturaleza y piedra.

P.¿Qué la hace no faltar a su cita con la montaña ourensana?

R.Calma y reconexión con familia, amigos y naturaleza. Esta triple conexión para mí es algo fundamental, son tres pilares que mantienen mi vida en equilibrio y me hacen feliz.

P.¿Actúa la morriña?

R.Claro que actúa, aunque confieso que antes pensaba que era un poco “invento”, y no entendía muy bien eso de la morriña, pero ahora ya no necesito entenderlo, porque lo siento en el cuerpo, es una necesidad más, igual que beber, comer o ir al baño, la morriña está en los huesos y en la sangre, y te avisa de cuando es el momento de volver.

P.¿Cómo son los reencuentros?

R.Me despiertan sentimientos de alegría. Recordamos juntos muchos momentos y a veces no nos ponemos del todo de acuerdo con los momentos que compartimos, pero nos lo pasamos genial y disfrutamos de nuevo como niños…, me dan ganas de volver a jugar al escondite, a correr por los prados y a cantar juntos en los paseos.

P.¿Qué le aporta Trives?

R.Siempre coincide que hay alguna fiesta, en cualquier época del año se puede disfrutar de actividades que dan a conocer aspectos típicos del pueblo. Siempre te encuentras a alguien que conoces, no importa si sales sola, en Trives, siempre hay compañía para tomar algo y charlar. Muy familiar, casas no faltan para visitar, a veces no da tiempo a hacer todas las rondas completas, pero es una alegría ver a la familia. Puedo estar bajo las hojas de los árboles, escuchando su murmullo cuando el viento las mueve y el frescor que ofrecen cuando el sol aprieta. Es un paraíso.

P.Lo mejor y lo peor

R.Lo mejor, la naturaleza, la sierra y mil lugares que encuentras a cada paso, el encanto está en muchos rincones. Lo malo, diría que la escasez de recursos sanitarios, o si necesitas asistencia médica urgente, el traslado al hospital de referencia.

P.¿Qué recuerdos tiene muy presentes?

R.El paso del tiempo sin prisa es lo que más recuerdo. Observar los insectos, las nubes, cómo se ponía el sol, básicamente contemplación y aprendizaje de la vida sin agobios, es una pena que esto sea muy difícil de experimentar ahora. En Sobrado recuerdo cómo aprendí a montar en bici en el “Campo”, hacer la croqueta por los prados de la “Retorta”, visitar el cementerio de día y de noche, poniendo a prueba los miedos, con la seguridad de ir acompañados de los amigos de la infancia. Recuerdo a los que ya no están, y con los que compartí trocitos de vida, abuelos, bisabuelos, me gusta recordar anécdotas, valores que aprendí, y fortaleza, mucha fortaleza.

P.¿Qué recomendaría de la zona?

R.La sierra, hay lugares increíbles; andando, en bici o en coches preparados es como se puede acceder mejor (yo no soy experta, pero tengo la suerte de tener amigos que sí lo son). Las piscinas de Trives o Manzaneda, o el río Caneiro.