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OBITUARIO | ANIVERSARIO
En ese momento en el que somos llamados para nuestro último viaje, como fue el caso de Miguel, lo más importante que dejamos atrás son nuestras vivencias con aquellos y aquellas que nos conocieron, con los que pasamos un rato o la vida entera y a quienes quisimos, así como la huella que dejamos en todos y cada uno de ellos y de ellas. Todo lo demás que pudiese haber en nuestras vidas pasa a un segundo plano y el poso que permanece es el tiempo compartido, las conversaciones, los viajes, los momentos alegres y aquellos otros que no lo fueron tanto.
El inicio de la relación de Miguel, o don Miguel, como era conocido por mucha gente con el concello A Teixeira está directamente relacionada con lo expresado por una pintada que había en una calle de Ourense hace varias décadas, en la que se reclamaba un médico para A Teixeira.
Poca gente conoce que el que luego llegó a ser doctor había adquirido con anterioridad a su etapa universitaria, entre otras, las habilidades de albañil y herrero, estudiando en la Ciudad de los Muchachos de Benposta, de las cuales hizo uso a lo largo de toda su vida, en el tiempo libre fuera de sus obligaciones oficiales. También el hecho de que ejerció de cabeza de familia desde temprana edad al encontrarse sus padres emigrados y que las personas cercanas a él lo tenían como referente a la hora de consultarle las cosas importantes de su día a día.
Así pues, A Teixeira tuvo por fin su médico, es decir tuvo a don Miguel, durante tres décadas de servicio que empezó antes mismo de contar con un centro de salud donde atender a la población, el cual fue construido tiempo después de que él comenzase su labor en el municipio.
Quizá allá en sus tiempos de estudiante de Medicina nunca se imaginó que su labor se desarrollaría en una zona rural en la que todo el mundo te conoce y te respeta y donde acabarás conociendo a cada vecino y vecina, a sus mayores y descendientes por su nombre, algo reservado a muy pocas personas, aquellas que suelen formar parte de eventos relevantes de tu vida como pueden ser el alcalde o alcaldesa, el o la médico de familia o el sacerdote de la parroquia.
No es fácil el cometido de ejercer la medicina cuando existe tanta proximidad con los pacientes y más al cabo de muchos años de tratarles a ellos y a sus familiares, sobre todo en el caso de tener que dar noticias que no son buenas. Se hace necesario saber escuchar, tener paciencia y tratar de ser lo más cercano posible sin perder la objetividad, virtudes que se encontraban en la forma de ejercer la profesión de don Miguel.
Además de lo anterior también eran características de su forma de ser el buen talante, sin decir nunca una palabra más alta que otra, la discreción y el respeto por los demás y la sobriedad en su día a día, llevando una forma de vida sencilla alejada de la ostentación.
En una anécdota se ejemplifica esto último:
En una ocasión fue invitado a tomar unos vinos junto a otras personas y al parecer los vasos no estaban especialmente limpios, al comentarle otra persona al salir este particular, él dijo: lo que cuenta es el vino no en donde se sirva.
Es esta una situación muy semejante a la que se relata en el libro de Xabier Alcalá “A Nosa Cinza”, donde dos jóvenes después de ayudar a una familia de personas gravemente enfermas de tuberculosis son invitados a comer y uno rehusa y el otro acepta. Cuando el que no comió le pregunta al que si lo hizo “¿Cómo fuiste capaz de comer eso?, el interpelado le responde: “Por solidaridad… Si yo fuese pobre no querría que nadie me negase el derecho a agradecerle un favor, aunque fuese con un poco de mi miseria”.
Esa es una lección importante, no juzgar y hacer que la persona que te ofrece algo con su mejor voluntad en gratitud se sienta bien.
Otra faceta relevante de su vida en relación con el Concello de A Teixeira lo supuso el ser elegido en sucesivas ocasiones para ser alcalde, desarrollándose su labor al frente del consistorio durante varias legislaturas. De este período, además del apoyo popular, resulta importante la forma en que fue considerado tanto por otros regidores y regidoras como por el resto de concejalas y concejales y, más allá de la lógica rivalidad política, se puede constatar que en general fue una persona dialogante y que intentó poner de su parte para que las cosas fuesen siempre por el camino del entendimiento y no de la acritud o del reproche.
Esto, y mucho más que atesoran las personas que mejor le conocieron, fue don Miguel Antonio Cid Álvarez, médico, diputado provincial y excelentísimo alcalde del Concello de A Teixeira.
Sirvan estas breves palabras para honrar su memoria, confortar a su familia y recordar al servidor público y su labor.
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