Los residentes de Vilamartín impulsan con una senda el turismo de Arcos
RUTA POR LA NATURALEZA
La ruta, creada por los vecinos de este pueblo de Vilamartín, capta visitantes de toda la comarca
Un grupo de vecinos de Arcos (Vilamartín de Valdeorras), un pequeño núcleo situado a caballo de O Barco y la localidad vilamartinesa y que según el Instituto Nacional de Estadística habitan 172 personas, aprovecharon el entorno de una corriente natural de agua para convertirlo en uno de los lugares de Valdeorras con mayor atractivo para las caminatas: la ruta del río Farelos.
Todo comenzó hace un par de años, durante la pandemia, cuando el confinamiento obligaba a los vecinos de las ciudades a encerrarse en sus viviendas. La idea surgió en esos difíciles días y, actualmente, es habitual ver todos los fines de semana a caminantes disfrutando de la naturaleza mientras recorren esta senda.
Sus promotores fueron Carlos López, Carlos Manuel Vázquez, João Ferreira y Luis Ojea, ayudados por Pablo López, David Pérez y Christian Álvarez. Allí donde no había nada, ellos consiguieron una ruta espectacular, de seis kilómetros de longitud. De su buen hacer dan fe su elección para las rutas solidarias que organiza la delegación valdeorresa de Cruz Roja en los dos últimos años. La última, de hecho, consiguió reunir a más de 300 personas.
La desbrozan los vecinos
“Desbrozámola e limpámola catro veces ao ano”, comenta Carlos López, uno de sus impulsores. Un duro trabajo que realizan los propios vecinos con la maquinaria que les cede el Concello de Vilamartín de Valdeorras.
Los vecinos no solo han creado el sendero, sino que se encargan de su desbroce y también de su señalización
La ruta arranca desde el parque infantil del pueblo de Arcos y continúa hasta el cementerio de Portela, en la parroquia de San Julián da Portela. Llegados allí, los caminantes deben cruzar la carretera hasta un paraje, lugar en el que los vecinos de esa aldea celebran una romería en agosto.
A lo largo de todo el trayecto hay señales elaboradas por los vecinos, que se encargaron así de marcar la senda, que cuenta con parajes inolvidables como la “Poza da Bruxa”, donde se bañaban de niños. Para los visitantes, esta senda les supone una inmersión en la naturaleza y en verano disfrutan de su frescor cuando el termómetro se acerca a los 40 grados.
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