La uva godello resta cada vez más superficie de viñedo a la mencía en la DO Valdeorras

La adaptación a las modas es casi obligatoria para sobrevivir en los mercados actuales. Lo saben bien los productores de uva, como demuestra el número, cada vez mayor, de viñedos de mencía que son injertados con godello. Este cambio de tendencia ya se aprecia en el incremento de la extensión de la variedad blanca y la disminución de la tinta.

Según los datos facilitados por el Consello Regulador da Denominación de Orixe Valdeorras, el registro vitivinícola contabilizaba el 30 de junio de 2024 una superficie de 669 hectáreas de godello y 194 de mencía. A mediados del actual mes de mayo, cuando aún no finalizó el plazo para modificar las parcelas inscritas en la D. O., estos datos se situaron en 697 y 188, respectivamente.

El presidente del Consello Regulador, Marcos Prada, y el director técnico, Jorge Mazaira, confirmaron recientemente en Bruselas, durante una visita al Parlamento europeo con los responsables de los otros cuatro consellos gallegos y de toda Europa, “que el vino tinto está viviendo un retroceso. Cuesta más venderlo”, según indicaron desde el órgano vitinícola valdeorrés. “Está bajando el consumo a nivel mundial”, ratificaron en el colectivo de bodegueros de esta D. O.

Un mercado colapsado

Al descenso del consumo hay que añadirle el enorme volumen de vino tinto que produce España. “Desde la pandemia, el mercado de los tintos está colapsado”, afirmaron en el sector valdeorrés. En esta dirección apuntan los últimos datos que maneja la Conferencia Española de Consejos Reguladores Vitivinícolas, referidos a la campaña 2022-2023. De 35,98 millones de hectolitros, los tintos suponen el 50,42 %, en tanto que los blancos se quedan en un 23,77 %. El resto se reparte entre espumosos (17,20 %), de licor (4,35 %) y rosados (4,23 %).

Este problema de comercialización se da en un momento en el que la D. O. Valdeorras está elaborando unos tintos de gran calidad, como demuestra el hecho de que los dos únicos Bacchus de Oro otorgados en abril a vinos gallegos, en la última edición de los premios fueron para Mencía Alan de Val 2024, de Bodega Alan de Val S. A. T. y Costeira 2024, de Bodega Viña Costeira S. C. G., ambos valdeorreses.

La solución por la que se están inclinando no pocos viticultores valdeorreses para superar la crisis de los tintos es la reconversión de viñedos de mencía jóvenes a la variedad godello. “Es mejor que arrancar las cepas”, apuntan fuentes del sector. Explican que el método consiste en injertar una púa de godello a mitad de la cepa y “la cambias de tinto a blanco”, indicaron. Inmediatamente, apuntan que los costes y el tiempo que tarda en entrar en producción son sus mayores inconvenientes.

Destilación de crisis

Ante la crisis de los tintos, la Consellería do Medio Rural anunció en abril la convocatoria de 2025 de las aportaciones para la destilación de crisis, preguntando por el volumen e importe que las bodegas de los consellos reguladores pretenden destilar, para seguidamente solicitar la autorización correspondiente a la Comisión Europea. El alcohol obtenido se destinará exclusivamente para un uso industrial, no apto para alimentación, como la fabricación de desinfectantes. En 2024, fueron 15 las bodegas que entraron, con un valor de 350.000 euros. Además, está sobre la mesa la vendimia en verde, que contempla la recogida de la uva antes de su maduración, según indicaron en el sector.

En Valdeorras no se optó por estas posibilidades. En el Consello apuntaron que “el proceso de venta es más lento y difícil que antes, mientras que godello no vendemos más porque no tenemos”.

No obstante, también el mercado del godello preocupa a unas bodegas que deben competir con unos caldos que en Valdeorras son elaborados con un 100 % de esta uva blanca, encareciendo un producto que es más barato al combinarla con otras variedades. ”Ahora, aparece por todos los sitios y hay alguna gente que busca calidad, pero otra no”, comentan.