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El Gordo, el 79432

El desarrollo de la conectividad neuronal con TEA

Manuel Ojea, catedrático de Orientación Educativa

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Conceptualmente, el trastorno del espectro autista (TEA) no es limitante a un diagnóstico socio-conductual, fundamentado exclusivamente en las limitaciones, en mayor o menor grando, en déficits sociales y la presencia de comportamientos restrictivos y/o estereotipados, que constituye la propuesta actual de la clasificación internacional de las discapacidades (DSM-5); sino que, en la actualidad, existe empírica suficiente de una sintomatología subyacente de tipo neurobiológico del TEA, de una elevada etiología de base fundamentalmente genética, que afecta especialmente a la conectividad neuronal en el conjunto del procesamiento neuropsicológico de la información, lo cual es claramente observable a través de las pruebas de resonancia magnética funcional y otras modalidades de neuroimagen, las cuales dejan fuera de toda duda la presencia en las personas con TEA de alteraciones perceptivo-cognitivas. Así, en muchos casos, se puede confirmar un diagnóstico positivo del trastorno independientemente de la presencia en mayor o menor grado de las conductas objetivables indicadas por la clasificación oficial actual.

Correlación

Así, los análisis hallados a través de pruebas de resonancia magnética o los análisis de componentes independientes, que consisten en una técnica de reducción de dimensiones con el fin de identificar los patrones espaciales de vóxeles, los cuales constituyen la unidad mínima procesable de una matriz tridimensional, que son fácilmente interpretables como sistemas de procesamiento neuronal, los cuales influyen en la fluidez del funcionamiento de las redes cerebrales en mayor o menor nivel de intensidad, que conforman la totalidad del procesamiento neuropsicológico de la información. Y, lo más destacable es que todos los componentes de dicho procesamiento correlacionan entre sí, desde la entrada de la información, a nivel perceptivo, hasta su recuperación a partir de la memoria permanente o memoria a largo plazo, de forma que el cerebro social no es una región aislada del ser humano, sino que, al contrario, constituye una red de regiones interconectadas altamente influyentes en la conectividad informativa, tales como la unión temporoparietal, la corteza prefrontal medial, la amígdala o la ínsula anterior. Cualquier limitación o déficit puede, pues, conllevar a comportamientos sociales deficitarios, así como a la presencia de conductas restrictivas y estereotipadas persistentes, pero, sobre todo, afecta a la fluidez del procesamiento informativo, especialmente, a aquellos componentes cognitivos de orden superior, como es la capacidad de elaborar relaciones de causalidad, las competencias para realizar procesos de inducción y deducción cognitiva y la recuperación semántica de la información, siendo este último grupo sintomático, el que va constatar un diagnóstico fiable del trastorno y evitar el 60-80% de errores en el diagnóstico del mismo en la actualidad.

Una vez demostradas las características neurobiológicas, que limitan o dificultan las redes cognitivas que influyen en procesamiento neuropsicológico, es necesario elaborar cuál será la propuesta académica para mejorar la fluidez conectiva cerebral, de forma, que, al hacerlo así, afectará al conjunto de la sintomatología, también a socio-conductual, ya que al mejorar la conectividad entre las regiones de procesamiento de las redes neuronales, también se producen mejoras asociadas con los procesos sociales y conductuales.

Ejemplos

En este sentido, las actividades que se proponen se presentan aisladas por cuestión de espacio, en calidad de ejemplos prácticos asociadas al proceso académico ordinario. Estos ejercicios tienen, pues, la finalidad de mejorar las vías grupales de la interconectividad cerebral, en la cual, las personas con TEA presentan las mayores limitaciones, las cuales están basadas en el desarrollo de los procesos cognitivos de orden superior. El primer ejemplo hace referencia al desarrollo de las relaciones de causa-efecto, cuya finalidad es fortalecer la vía de la codificación cognitiva, como puede observarse en la figura 1. En efecto, el desarrollo de las relaciones interconceptuales a partir de la entrada de la información en la memoria sensorial inmediata, es posible fortalecer las vías conectivas primarias, favoreciendo del funcionamiento de la codificación cognitiva, lo cual favorece el desarrollo de los siguientes procesos superiores, como serán la capacidad de inducción y deducción cognitivo-conceptual.

Una vez desarrollada la capacidad relacional, es posible mejorar las competencias inductivas-deductivas también deben desarrollarse de forma permanente, lo cual fortalece la mejora de las vías conectivas interactivas GABAérgicas, con la finalidad de favorecer el desarrollo de la comprensión perceptiva con nivel de significado, que interactúa con el conocimiento previo almacenado en la memoria semántica con el que está relacionado (ver la figura 2).

Pues bien, a partir del desarrollo de estos procesos cognitivos superiores, son también observables sensibles mejoras en el cerebro social, que recoge los elementos sociales y conductuales, en los cuales, dichas personas pueden ser deficitarias. Estas actividades complementarias lógicamente han de adaptarse a las características particulares de cada niño o niña con TEA, por lo que su desarrollo es debe ser individual y grupal, con o sin ayuda mediada, por lo que son ideales como estrategias de trabajo académico y extraescolar, siendo ideal que se adapten al proceso curricular en sí mismo, así como trabajarse en pequeños grupos dentro del aula regular, pues, el beneficio de su aplicación alcanza a todos los estudiantes, tengan o no necesidades específicas, pero, especialmente, a aquellas personas cuyos déficits son específicos por la presencia de limitaciones en las vías conexionales en mayor o menor grado de intensidad.

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