La formación del profesorado transforma el aula

Nuria Diéguez, doctora en Psicopedagogía

CFR Ourense
CFR Ourense

La mejora de un centro educativo no se improvisa, requiere de análisis, planificación y visión compartida. En este marco, es importante destacar el Plan Anual de Formación de la Consellería de Educación, Ciencia, Universidades y Formación profesional porque es una herramienta clave que garantiza que la formación docente no sea un conjunto de actividades sino un proceso estructurado que responde a necesidades reales y que incide directamente no solo en el profesorado sino también en el alumnado.

Este plan ofrece una amplia variedad de opciones formativas que pueden ser presenciales, mixtas o en red. Se organizan en diferentes modalidades como: cursos, congresos, encuentros, jornadas, grupos de trabajo, seminarios, que potencian las oportunidades formativas para el profesorado en activo.

Nos centraremos exclusivamente en el Plan de Formación Permanente del Profesorado (PFPP) dirigido únicamente a centros públicos y cuya característica principal es su potencial de impacto colectivo en la práctica docente y en el alumnado.

Cada curso trae consigo una nueva oportunidad de mejora. Para los centros públicos de Galicia, esa oportunidad se concreta en el PFPP. Un plan estratégico, con una duración mínima de dos años y máxima de cuatro, que no solo organiza la oferta formativa del claustro sino que orienta el desarrollo profesional docente con el objetivo último de mejorar el aprendizaje del alumnado. El PFPP cuenta con el asesoramiento de la Red de Formación del Profesorado a través del Centro Autonómico de Formación e Innovación (CAFI) y de los Centros de Formación y Recursos (CFR), lo que garantiza guía y apoyo en la detección de necesidades, la selección de itinerarios, el diseño de actividades, la selección y gestión de personas relatoras y el seguimiento y evaluación de los resultados.

El PFPP no es solo un plan sobre el papel, sino un motor de cambio que conecta la formación del profesorado con los retos de la educación del siglo XXI. Más allá de organizar actividades, permite generar una cultura de trabajo compartido, donde el claustro se convierte en un equipo que aprende unido y orientado a objetivos comunes. Esta mirada a medio plazo ofrece estabilidad, continuidad y sentido a la formación, evitando la dispersión y garantizando que cada esfuerzo tenga un impacto real en el centro y en el alumnado. Por lo tanto, debe responder a dos preguntas fundamentales: ¿qué competencias docentes necesitamos fortalecer como equipo y cómo se va a traducir eso en la práctica de aula? Esta visión compartida convierte la formación individual en motor colectivo y la mejora personal en avance de centro.

Además, todo PFPP debe comenzar con la detección de necesidades. Su importancia radica en un plan hecho a medida por cada centro. Este diagnóstico compartido es el que permite definir un plan formativo coherente, y en base a las 7 competencias profesionales docentes: 1. Didáctica, 2. Digital, 3. Inclusiva, social y ciudadana, 4. Desarrollo profesional, 5. Organización escolar y colaboración, 6. Salud, seguridad y bienestar y 7. Comunicativa.

Itinerarios formativos

Uno de los aspectos más destacados del PFPP es que no se limita a hablar de contenidos sino que las 7 competencias mencionadas se agrupan en cinco grandes líneas prioritarias de formación: 1. Didáctica, 2. Digital, 3. Innovación-Investigación, 4. Convivencia-Inclusión y 5. Comunicación-Plurilingüismo. Cada línea se concreta en itinerarios específicos que permiten avanzar de manera progresiva.

En total, se ofertan 25 itinerarios formativos, de los cuales 19 son comunes para todo el profesorado y 6 están diseñados para colectivos específicos (equipos directivos, inspección, orientación, profesorado de nuevo acceso, funcionariado en prácticas y familias).

Cada itinerario se estructura en tres niveles: En el nivel básico, se actualizan conocimientos y se introducen primeras mejoras en la práctica. En el nivel medio, el profesorado diseña y aplica estrategias propias, adaptándolas a distintos contextos y rediseñando propuestas. En el nivel avanzado, se centra en la evaluación de la práctica, la difusión de resultados y el liderazgo de procesos de innovación e investigación.

Estos itinerarios reflejan los desafíos educativos actuales y ofrecen recorridos de aprendizaje adaptados a las necesidades de cada centro:

1. La línea didáctica incluye itinerarios sobre desarrollo curricular, metodologías, proyectos STEM, Polos creativos, fomento de la competencia matemática y competencia lectora. Las actividades de este itinerario se centran en la comprensión y lectura crítica; formación en competencia matemática a través de resolución de problemas; proyectos STEM que integran ciencias, tecnología y creatividad; y el trabajo en Polos Creativos, con itinerarios de prototipado, creación audiovisual y pensamiento computacional entre otras.

2. La línea digital agrupa los itinerarios de digitalización de centro, contenidos educativos digitales (cREAgal), metodologías digitales, E-Dixgal e inteligencia artificial. Se incluyen actividades para crear materiales interactivos, para acreditar la competencia digital docente, y para aplicar la IA educativa con un enfoque ético y responsable.

3. La línea de convivencia e inclusión integra itinerarios sobre convivencia y coeducación e inclusión educativa. Se desarrollan programas de mediación, planes de igualdad, prevención del acoso, dinámicas de coeducación, Diseño Universal de Aprendizaje (DUA), la atención a la diversidad y la promoción del bienestar socioemocional.

4. La Línea de innovación e investigación reúne los itinerarios de innovación, investigación e internacionalización. Se basan en pilotar proyectos de innovación en los centros, participar en programas europeos como Erasmus+ o eTwinning, y llevar a cabo procesos de investigación-acción que permitan analizar y mejorar las prácticas de aula.

5. La Línea de comunicación y plurilingüismo contempla itinerarios para mejorar la competencia comunicativa y el plurilingüismo. Incluye formación en oratoria y debate, escritura académica y creativa, fortalecimiento de las bibliotecas escolares y formación en diferentes metodologías para enseñar contenidos en lenguas extranjeras.

De este modo, el PFPP de un centro permite 1. Diseñar un recorrido a medida, que va más allá de un curso puntual con etapas reconocidas y medibles, 2. Potenciar la cohesión del claustro porque al trabajar en líneas compartidas, se crea una cultura profesional común que fortalece el proyecto educativo y 3. Generar una dinámica de mejora continua porque incorpora mecanismos de seguimiento y evaluación que permiten comprobar qué funciona, recoger evidencias y difundir resultados. También es importante destacar que una vez finalizado el PFPP se puede solicitar otro.

En definitiva, el PFPP establece metas claras, conecta con las competencias profesionales y, sobre todo, garantiza que la formación repercuta en aprendizajes más sólidos para el alumnado. Cada docente aporta y cada estudiante se beneficia.

Así, disponer de un plan propio y bien estructurado es apostar por un camino de calidad y es avanzar paso a paso hacia una escuela que aprende para enseñar mejor.

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