Los mocos: qué son y cómo combatirlos
Escola de Familias
Los mocos son una de las consultas más frecuentes en Pediatría. La doctora Olga Fernández, de Cosaga, resuelve todas las dudas de los padres sobre este problema tan común.
Llega el frío, y con él, los temidos mocos en nuestros pequeños. Por muy incómodos que nos puedan parecer, es uno de los principales mecanismos de defensa del organismo para “atrapar” los gérmenes que vienen del exterior. A pesar de su mala fama, son parte de la primera línea de defensa. Cuando un microorganismo, por ejemplo, un virus, intenta entrar a la vía respiratoria (a través de la nariz y la boca) va a facilitar su expulsión, por lo que su producción es un mecanismo inmunitario y natural frente a las infecciones.
Las fosas nasales, producen moco para no deshidratarse y mantenerse sanas. Esta producción de moco es constante a lo largo de toda la vida y fuera de un catarro o de un ambiente poco cargado de polución es imperceptible. De este modo, todos producimos moco sin darnos cuenta.
Si tu hijo tiene mocos, debes saber que es algo bueno, una defensa natural del organismo y una señal de que funcionan bien las mucosas. Son autolimitados; es decir, que se curan solos en el plazo de unos pocos días y no dejan secuelas.
¿Por qué los niños siempre tienen mocos?
Durante el primer año de escolarización infantil un niño se contagia de unas diez o doce infecciones virales diferentes, la mayoría de ellas respiratorias. Si tenemos en cuenta que éstas se concentraran durante el año escolar y preferentemente durante los meses fríos, al echar las cuentas nos saldrá que cada una o dos semanas nuestros hijos estarán pasando por un proceso infeccioso diferente.
Tenemos que tener en cuenta que los mocos de un catarro pueden durar alrededor de dos semanas, aunque la fiebre y el malestar, síntomas que suelen aparecer en las fases iniciales de una infección respiratoria, ya hayan desaparecido. De esta forma, tendremos a un niño que ya se encuentra bien, pero que sigue y sigue con mocos.
Y esto es lo que pasa en la práctica clínica habitual, que antes de que nuestro cuerpo deje de producir mocos por un virus que está superando, se reinicia el proceso con una nueva infección. Es decir, se contagia de nuevo sin que los síntomas del proceso anterior hayan desaparecido y es por esto por lo que los niños de 0 a 5 años tienen mocos casi a diario.
En los tres primeros años de vida su sistema inmunológico tarda en desarrollarse y crear sus propias defensas. Sin embargo, desde que nacen, su organismo tiene que luchar continuamente contra un sinfín de virus y bacterias. De los cuales, la mayoría entran por la nariz.
Lo más habitual es que cuando un niño pequeño acude a la consulta del pediatra, sus padres le comenten que su hijo tiene mocos. Y si les preguntamos desde cuándo, respondan que, más o menos, desde que comenzó la guardería o el cole. Pero el moco no es el enemigo, la presencia de mucosidad en las vías respiratorias es completamente normal.
¿Dónde se producen?
Los mocos se producen en toda la vía aérea superior (nariz y garganta) y en la vía aérea inferior (bronquios). Los mocos de la nariz llegan hasta la garganta. Aquí, la tos impide que entren en los bronquios.
Los padres preguntan: ¿y si le bajan al pecho?
Lo primero deciros que los mocos no bajan al pecho. Los mocos de la nariz no van deslizándose hasta el pecho. El aumento de la producción de moco es debido a la respuesta inflamatoria que provoca el virus en los bronquios. los mismos virus que causan los catarros, pueden también inflamar la tráquea y los bronquios.
También suelen comentar que el niño vomitó muchos mocos y suele ser lo normal. Cuando un niño tiene flemas en la garganta o mocos a nivel pulmonar, tose, arranca las flemas y las traga. Los mocos de la garganta que se tragan pasan al aparato digestivo, y se eliminan del organismo con las heces o con el vómito.
Tipos de mocos
Que los niños tengan mocos es totalmente normal. Pero, ¿qué significa cada tipo de moco?
- Moco transparente y abundante: suelen aparecer al principio de un catarro. Tienen un aspecto trasparente y acuoso y vemos como caen continuamente de la nariz del niño. Suelen ir acompañados de estornudos y es un moco que también se produce en el caso de las alergias.
- Moco espeso: cuando el catarro continúa, la garganta activa sus defensas y hace que el moco baje con mayor espesor y un color más blanquecino. Al bajar el moco a la garganta, notamos que el niño empieza a toser y está peor por las noches cuando se tumba, por eso recomendamos que se acueste un poco incorporado.
- Moco amarillento-verdoso: este color se lo dan los glóbulos blancos que están luchando contra una infección. Este es el moco que se genera en la garganta y permanece ahí retenido durante un tiempo, Por eso es más frecuente que tosan a primera hora de la mañana.
Esto es muy importante, salvo que surjan complicaciones. Los antibióticos nunca están indicados ya que no se trata de infecciones bacterianas. Solo serían necesarios si presentase complicaciones. Mantener una hidratación adecuada ayudarán a sobrellevar los síntomas más molestos.
¿Por qué suena el pecho?
Los ruidos en el pecho pueden oírse en los catarros que afectan a la nariz y la garganta del bebé. Estos “ruidos de vías altas” se pueden oír y notar al poner las manos sobre el pecho. Aparecen de forma intermitente y desaparecen con la tos o cambio de posición.
Al respirar los ruidos que escuchamos, suelen originarse en las fosas nasales, debido a que su cavidad nasal es muy pequeña y al pasar el aire, forma una especie de turbulencias. En otras ocasiones, también pueden ser los mocos los culpables de estos ruiditos extraños.
La mayoría de los padres han asimilado, que, más allá de lo molestos que son, que un niño tenga mocos es lo normal y que tampoco hay que darle mucha importancia.
¿Qué síntomas tienen los mocos de un catarro?
Llamamos resfriados a las infecciones de las vías aéreas altas (nariz y garganta). La gran mayoría de estas infecciones están producidas por virus., por tanto, no hay ningún tratamiento que las pueda curar. Los síntomas son: mocos, tos, estornudos y a veces, fiebre o febrícula y malestar general, en la fase inicial.
Se resuelven solos en unos días. Pueden durar dos semanas, aunque la fiebre y el malestar, que aparecen al principio de una infección respiratoria, ya hayan desaparecido. De esta forma, tendremos a un niño que ya se encuentra bien, pero que sigue y sigue con mocos.
¿Y a la pregunta que nos hacen muchos padres si el resfriado se puede hacer crónico? La respuesta es: nunca. Se resuelve siempre en 2-3 semanas máximo.
Los padres preguntan: ¿de dónde sale tanto moco?
Son causados por los virus. Hay más de 200 tipos de virus implicados. Los más frecuentes son los rinovirus. Se contagian a través de gotitas de saliva y moco que se expulsan al aire con la tos y los estornudos, o por medio de objetos contaminados con estas secreciones. La puerta de entrada puede ser la boca, la nariz o la fina mucosa que recubre los ojos (conjuntiva). Las manos juegan un papel muy importante en el contagio. Los niños más pequeños se contagian más fácil porque comparten objetos y juguetes que chupan. Además, se tocan la boca, la nariz y los ojos entre ellos con más frecuencia.
¿Qué consejos ayudan a eliminar los mocos?
Hay determinados momentos en los que la producción de moco aumenta en exceso, y suele ocurrir cuando algo irrita de manera exagerada la mucosa.
- El suero fisiológico es el pañuelo de los niños pequeños que aún no saben sonarse. Tenemos que hacer los lavados nasales cuando sean necesarios para que el niño esté más cómodo y respire mejor. la sensación será menos desagradable si el suero está a temperatura ambiente.
- Se puede hacer con el niño tumbado con la cabeza ladeada o bien se le pude hacer sentado con la cabeza inclinada levemente hacia adelante.
- Parte de los mocos los expulsarán y otra parte se los tragarán, que, por otro lado, es normal.
- Sin embargo, no es recomendable usar los aspiradores de secreciones. La presión de succión que producen puede ocasionar sensaciones desagradables en el oído y resecar la mucosa (piel que recubre por dentro la nariz). Así que es mejor limitar su uso, solo si hay mucho moco para aspirar y sin hacerlo de forma brusca.
¿Cuándo preocuparse por los mocos de un niño?
Los signos de alarma son:
- Si está muy decaído.
- Si tiene dolor de oídos.
- Si tiene dolor de garganta y le cuesta tragar.
- Si la tos le provoca el vómito.
- Si le impide el descanso nocturno.
Con el paso del tiempo tendrán menos catarros, ya que su sistema inmunitario va madurando. En definitiva, que un niño tenga mocos durante la gran mayoría de los días que duran los meses fríos del año es algo normal y no tiene por qué preocuparos.
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