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He sido reñido por la columna de hace dos días sobre los runners. Esperaba alguna crítica destructiva o incluso algún insulto por parte de ambos sectores, el del flúor y el del chándal. Pero no, o la gente no lee lo que escribo o los que lo hacen están conformes con mi clasificación de los corredores.
La reprimenda fue por otro sector que se sintió minusvalorado: los biciclistas -a estos no se les pone el nombre en inglés, una diferenciación a tener en cuenta- y no les falta razón, porque es otro sector invadido por la generación postcoronavirus.
Ayer contaban en el telediario que tiendas y talleres de bicis estaban desbordados por la demanda de compras y aún más por la de arreglos de antiguas reliquias. Incluso conectaron con un mecánico que hablaba del aumento de trabajo en estos días.
Del mismo modo que ocurría con los runners, aquí también es notoria la diferencia entre los que tienen la bici como un deporte de cabecera y los que la han adoptado por la simple posibilidad de salir de casa −si hubieran tenido una piragua le habrían puesto ruedas.
El de siempre es fácil reconocerlo, al igual que el corredor, va conjuntado con el maillot y el culotte, añadiéndole un casco y un calzado que se engancha al pedal para transmitir más potencia a la pedalada y sentir un nexo de unión mayor con su herramienta. Los más nostálgicos pueden vestir de míticos equipos como el Reynolds de Perico, el Banesto de Induráin o el clásico multicolor del campeón del mundo. La diferencia está en la vestimenta, porque todos tienen una característica en común: unos gemelos que parecen los puños de Mike Tyson. Esta especie mide su trabajo en kilómetros recorridos, no en el tiempo que han estado encima de la bicicleta.
En cambio, el asimilado “monta” en bici el tiempo que le permitan, y lo gasta intentando ir sin manos o emulando las escapadas del Tour de Francia, siempre en llano, y con autonarración de la gesta. La ropa es la misma para correr, jugar una pachanga, lavar el coche y hasta dormir. Sin embargo, en el calzado hay una variación, pues si hace calor, pueden ir en sandalias.
Yo quiero coger la bici. Mi cuñado tiene una buena con un equipo acorde al nivel de la misma, pero no se la puedo pedir
prestada porque … tengo las chanclas viejas y me resbalo.
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