LITERALMENTE

El Antiguo Egipto, todavía hoy vigente

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La fascinación por el Antiguo Egipto sigue tan viva hoy como hace un siglo. Incluso en tiempos del Imperio Romano era un lugar considerado mágico, pero también prohibido. Lo más sorprendente es que todavía hay signos de aquella civilización muy cerca

Más allá de algunas palabras que se han colado en los diccionarios occidentales, como “desierto”, que procede de la expresión Dsrt, que significaba “tierra roja” o “química”, de Al-kmt, “la tierra negra”, que era el nombre de Egipto, o incluso “nenúfar”, probablemente de la palabra “nefer”, que significa “bella”, el Antiguo Egipto continúa vivo en símbolos que pasan desapercibidos. Algunos, reciente y llamativos.

-El signo del BCE. El logotipo del Banco Central Europeo es nada más y nada menos que el jeroglífico “Ajet”, que significa “Horus en el horizonte”, y que se puede traducir tanto como el futuro como el inframundo de Ra. Es una expresión muy importante en la tierra de los faraones, que empleó en el Imperio Antiguo el rey Keops (Jufu) para su pirámide, llamada “Horizonte de Keops” (Ajet Khufu), por su esperanza en el renacer. También lo hizo otro célebre soberano, Akenaton, quien bautizó a su nueva capital como Ajetaton, es decir “Horizonte del dios Atón”, como símbolo de la nueva vida y religiosidad del país bajo el Dios único del Sol. El BCE incluye el jeroglífico de las dos montañas y sustituye el sol del medio por el Euro. Una curiosidad nada casual: quien decidió aprobar la marca es un egiptólogo de prestigio.

-La oca. Un juego infantil popular ya se practicaba hace al menos 4.500 años en Egipto, aunque como casi todo en el país del Nilo tenía una vinculación mística. Las casillas se correspondían con partes del cuerpo de la serpiente Apofis, enemiga de Ra, y el juego consistía en llegar desde la cola hasta la boca del monstruo para su destrucción. Los egipcios le llamaban  “Mehen” y era al parecer muy popular. Hay restos de tableros ya desde el Imperio Antiguo, hacia el 2500 antes de Cristo. Y lo más llamativo, aparece en varias tumbas, lo que prueba que los difuntos querían seguir jugando a la oca egipcia en el más allá.

La Cruz. Aunque la cruz es un invento de tortura y ejecución romano, o al menos ellos fueron quienes lo emplearon de forma sistemática con fines propagandísticos y como advertencia a los rebeldes, su conversión en el símbolo por antonomasia del cristianismo tiene de nuevo que ver con Egipto. Desde el siglo XXX antes de Cristo el signo más popular de la religión faraónica era el Anj, la “llave de la vida”, cruciforme. Los egipcios llevaban al cuello el Anj como protección mística y lo seguían haciendo en el siglo I, cuando el cristianismo llegó hasta el país del Nilo. Que no tardó mucho en adoptarlo como suyo. Incluyendo parte de su iconografía: la Virgen Isis con el Niño Horus se convirtió en la Virgen María con el Niños Jesús y la cruz, símbolo de castigo, en protección y signo cristiano. También sonaba conocida la trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo eran Isis, Osiris y Horus, la trinidad clásica. 

La cerveza. El producto original, el cereal mezclado con agua para conseguir una bebida ligeramente alcohólica, se produjo en Egipto por vez primera, quizá por pura casualidad mientras se hacía pan. Luego los romanos la llevaron a su país y de ahí saltó a toda Europa, sobre todo a los monasterios del norte, donde el vino escaseaba por el clima frío. Los egipcios descubrieron que era una bebida que les gustaba, aunque la tomaban sorbiendo por una pajita. La llamaron Heneket, un nombre que se parece sospechosamente a una célebre marca alemana.

María. El nombre de María proviene del hebreo Miriam, que a su vez llega directamente de la voz egipcia Meryt, que se traduciría como “La Amada”. La conexión entre el mundo hebreo y Egipto es constante. Incluso el propio Moisés, si existió, era un nombre egipcio: Messes, que significa “engendrado por”.

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