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La trucha, el sabor del río, a mejor precio que el salmón

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photo_camera Truchas.

La pesca deportiva, además de las satisfacciones que proporciona su práctica, reporta la impagable posibilidad de degustar unas buenas truchas de río.

La trucha cuenta con dos especies diferenciadas en los ríos gallegos y, en general de la costa atlántica y cantábrica. La trucha común que permanece fiel a su territorio fluvial y la trucha anádroma, que emigra al mar donde se hace adulto y se desarrolla y regresa al río para reproducirse. Esta última, conocida como reo, alcanza un tamaño mayor que la primera. Ya no sé si entra en el terreno de la mitología, pero lo cierto es que existen documentados ejemplares capturados de hasta veinte kilos de peso y más de un metro de cabeza a cola. El reo es el rey del Atlántico, me decía un amigo que disfrutaba de su pesca hace muchos años.

Hoy día, trucha y reo se encuentran en el mercado procedentes de criaderos en plantas piscícolas.

Las truchas, de hecho, comenzaron a criarse mucho antes que especies marinas como la lubina, la dorada o el rodaballo. Comenzó como actividad de preservación, para la repoblación de ríos que se habían visto afectados por problemas, pero hoy día ya ocupa más superficie la destinada al consumo humano que a la restitución de las poblaciones fluviales.

La trucha arcoiris, una especie foránea, originaria de Estados Unicos, es la más utilizada en la acuicultura. La que mejor se adapta a todo. Su aparición en algunos ríos gallegos ha causado un auténtico desastre, pues se impone sobre las especies autóctonas. Ya se sabe, lo americano todo lo puede.

La trucha es un pescado rico en proteínas, vitaminas y hierro, con un contenido graso no muy alto y bajo índice de calorías. Tres gramos de grasa por cada cien de alimento y 90 kilocalorías. Su carne es sabrosa, obviamente, mucho más si es salvaje, como el resto de los pescados, pero tiene grandes cualidades en la cocina. No necesita de complejas elaboraciones para resultar un plato saludable y agradable. Aún así, podemos aplicarle, prácticamente, las mismas recetas que al salmón, como marinarla y ahumarla.

Y ya que hablamos de salmón, la trucha le aventaja en precio y en que aquí predomina el cultivo nacional frente al noruego, que últimamente está muy cuestionado por el tipo de pienso con el que alimentan los ejemplares en cultivo, a base de harinas de pescados capturados en el Báltico.

Estamos en plena temporada de pesca de la trucha, Ya fue la fiesta en A Pontenova y a finales de mes lo será en Ponte Caldelas, una localidad bañada por el río Verdugo con fama de tener truchas de las mejores de Galicia.

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