Opinión

Carta abierta a Pedro Sánchez

Estimado secretario general: 

Un sentimiento de pena e indignación me empuja a dirigirte estas letras, que creo comparten un amplio sector de la militancia socialista y quizás cientos de miles de ciudadanos que han depositado, una vez más, su confianza en nuestro partido.

Quisiera empezar manifestándote mi reconocimiento personal por tu entrega a los ideales socialistas y por la vehemente defensa que has hecho de nuestros valores durante toda la campaña electoral. Has obrado con valentía en unos momentos difíciles para el PSOE, lastrado, como viene siendo habitual, por la insidia, la ambición y la manipulación de aquellos compañeros que anteponen sus intereses por encima de la lealtad y el compromiso que deben a su organización.

Me repugna observar como destacados militantes con importantes responsabilidades no dudan en torpedear las ya escasas posibilidades de alcanzar acuerdos con otras fuerzas progresistas en pos de garantizar una acción de gobierno que anteponga los intereses de la gente por encima de los objetivos de los poderes económicos, que han empobrecido a amplias capas de la población española con las reformas llevadas a cabo por el gobierno del PP. Estoy convencido de que el acoso y derribo a que estás sometido está programado por aquellos que temen que el partido socialista recupere el papel que dio impulso a las grandes transformaciones que se han producido a lo largo de nuestra joven y constitucional democracia.

A las dificultades internas se suman las estrategias de otras formaciones políticas que tratan de defender los compromisos que han adquirido con sus electores o sectores sociales afines a su ideología. Sin embargo, a pesar de sus críticas, son conscientes de la importancia de nuestra organización para garantizar la gobernabilidad de España; saben que sin el partido socialista no se podrá fraguar una alternativa a la derecha reaccionaria que ha gobernado los últimos cuatro años y que ha incrementado la diferencia entre ricos y pobres. 

Compañero Pedro, no cedas a las pretensiones de quienes prefieren un partido débil y sometido a espurios intereses. A los ciudadanos no les preocupa la fecha de convocatoria de nuestro congreso, les preocupa quién y cómo se va a gestionar la gobernabilidad de España; les preocupa el futuro de los servicios, el paro, el gasto energético, la desigualdad, la corrupción, el funcionamiento de la Justicia o el retroceso de las libertades. A todo ello debes de dedicar tus esfuerzos y para ello cuentas con el respaldo de los militantes de base que no comprenden la confrontación interna que destruye nuestra credibilidad y protagonismo en un momento crucial de la historia de nuestro país.

Dada la coyuntura política, los resultados obtenidos por nuestro partido han sido aceptables, teniendo en cuenta los ataques de todo el espectro político, que ambicionaba pescar votos socialistas. Hemos salido vivos de tan difícil prueba gracias a los militantes de base y al arraigo del partido socialista en la sociedad española, que una vez más nos ha encargado ser el eje de los cambios necesarios para seguir avanzando hacia la justicia social. 

Me permito aconsejarte serenidad en las formas, flexibilidad en las prioridades, solidez en los principios, contundencia en la defensa de los más débiles, mesura con el adversario y firmeza con los insidiosos. 

Termino recordándote una frase de Karl Liebknecht (cofundador con Rosa Luxemburgo de la Liga Espartaquista): “El principal enemigo está en casa”; a la que me permito añadir: “Pero también están los mejores amigos”.
Saludos socialistas.

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