Una encuesta del Observatorio de Antisemitismo en España descubrió que uno de cada tres españoles tiene una opinión desfavorable o totalmente desfavorable de los judíos, sentimiento que enlaza con el rechazo a Israel.
Este antijudaismo contemporáneo, recuerdo de las conspiraciones judeomasónicas franquistas y la limpieza de sangre, se alimenta con noticias manipuladas y personajes populares que presentan lo israelí, por extensión lo judío, como culpables de los males universales.
Lo vemos ahora con las campañas contra el falso genocidio en Gaza, donde los yihadistas de Hamas que atacan a Israel son quienes obligan brutalmente a sus habitantes a martirizarse, inmolándolos donde habrá represalias.
La mayoría de los medios informativos cultiva ese antijudaismo; la estatal TVE, escandalosamente, cuando nunca mostró el origen del conflicto ni la dictadura asesina de Hamas sobre su propio pueblo, ni su uso de niños como corderos sacrificiales para Alá.
TVE y demás sólo señalan los muertos por la respuesta israelí a los yihadistas decapitadores de cabezas de quienes consideran apóstatas y herejes.
La embajada de Israel en España ha protestado contra estas ocultaciones de TVE, que engordan la judeofobia nacional.
Otro aspecto llamativo: la encuesta reseñada demuestra que la ultraizquierda española es más judeófoba que la ultraderecha.
Estos simpatizantes de Fidel, Chávez y Maduro, que desprecian por reaccionarias y liberales las grandes democracias, podrían ser peores que los nazis.
Una gran fabricante de judeofobia es la farándula, con estrellas populares que defienden el feminismo o lo gay, pero que apoyan al supermachismo islamista que esclaviza y lapida mujeres, practica ablaciones y ahorca homosexuales.
Es la España de Penélope Cruz y Javier Bardem, quienes tras firmar textos judeófobos quieren tapar su dislate humillándose servilmente en sendos comunicados para evitar que en EE.UU. los boicoteen por antisemitas.
