Opinión

Cosas de Willy

Hablar de Willy Toledo otra vez a estas alturas solo podría producirme ardor de estómago si no fuera porque, gracias a Dios, yo no he tenido ardor de estómago en mi vida. Y Willy no me lo va a dar.

A mi me gustaría hacer un comic tipo "¿Dónde está Wally?", pero que fuera "¿Dónde está Willy?". Sería un éxito a nivel mundial. Además Willy resultaría más fácil de encontrar que Wally ya que Willy siempre está en el mismo sitio: en su propio ombligo.

A propósito de la agresión a los dos guardias civiles hace quince días en Alsasua a Willy, al que no le conocemos ni un papel decente en ninguna película (deberían darle ya el premio al peor actor no revelación de la cinematografía española), le ha faltado tiempo para ponerse de parte de los agresores. Es lo suyo. Como el mal actor que es Willy siempre hace el mismo papel y nunca le cambia la cara, siempre la tiene igual de dura.

Los que solo conocemos ese asunto por la prensa, o sea casi todo el mundo, ignoramos si efectivamente los guardias civiles provocaron al personal o no. Pero incluso aunque hubiera sido así, la provocación no llegó al punto de mandar a nadie al hospital. En cambio la respuesta de los supuestamente provocados sí. Eso es un hecho indiscutible.

Excuso poner aquí los adjetivos que a mi juicio merecen las opiniones de Willy, ya que si lo hiciera el director de este periódico me despediría por utilizar en un artículo un lenguaje tan soez. Y con toda la razón, claro, eso sí que sería un despido súper procedente.

Willy Toledo como Donald Trump y otros personajes más o menos públicos, más o menos parecidos, más o menos famosos y más o menos tontos es una joya en bruto para nosotros, los articulistas. Si no hubiera tipos como ellos tendríamos que inventarlos. Dense cuenta los lectores de que llevo ya más de medio artículo y no he dicho nada, no he tenido que trabajar y me lo ha escrito todo él solito. 

A mi me encanta Willy, lo digo en serio, me parece un tipo realmente genial. Al igual que Donald Trump reune un montón de cosas que amo y detesto a la vez. Willy es el "mítico" idiota, que diría un adolescente español. Ya saben ustedes que los adolescentes de hoy, muy inteligentemente confunden "mítico" con "típico". Una idea linguística originalísima de esos chicos que se niegan a hacer reválidas o exámenes. Seguro que un día la RAE se lo reconocerá como merecen.

Pues así son las cosas de Willy, míticas o típicas. Y las mías también lo son. Ya ven ustedes, aquí estoy balanceándome a la sombra en el chinchorro mientras me abanican y el artículo se escribe solo. ¡Ay Willy!, deja Venezuela y vuelve a España, cariño. Mira: te pongo a currar todo el día y yo facturo ¿qué te parece? Es un buen trato ¿no?

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