Volver (con arte) para quedar en A Merca

PAZOS DE ARTESÁNS

Artistas y artesanos de la madera, cerámica, gastronomía o el turismo son algunos de los nuevos moradores de A Broa y protagonistas de Pazos de Artesáns, un proyecto para revitalizar el rural de A Merca que ha conquistado ya a 30 familias de distintos puntos de la geografía peninsular, de Alemania, Argentina, Colombia, Cuba o Venezuela.

Artesanía en Pazos de Olas, A Merca | La Región

Una palloza circular a medio construir -y que será futuro centro de reuniones y negocios- es el epicentro de Pazos de Artesáns. La edificación, una herencia familiar que ahora respira libre en una finca enorme que ha acabado con años de minifundio, es el símbolo de un proyecto de vida que hace años diseñó Suso Martínez para revitalizar su aldea natal en A Merca. “En Pazos quedaban poucos veciños e maiores, e eu quería recuperar as vivendas e alugalas temporalmente a artesáns e artistas, pero cando puxemos a andar o proxecto, saiamos da pandemia e a xente non quería alugar, quería mercar e quedar”, recuerda Suso, sentado en un tronco centenario de la finca, concebida como nuevo espacio de exposiciones y ferias para los artistas y artesanos que ya forman parte del proyecto “e os que virán”, dice, mientras planean activar un banco de tiempo en el coordinar el intercambio de tareas, pero también de saberes y experiencias.

A su lado se encuentra Miren Aristimuño, una bilbaína que lleva 20 años en Granada y cuyo anhelo siempre fue volver al norte, al verde. Está rehabilitando una casa en Rubillós. “A mí lo que me ha traído hasta aquí es ese sentimiento de comunidad, de red, de intercambio, de colaboración”, confiesa, mientras que Joseba y Joselu comparten charla sobre el escenario artesanal creado para la primera xuntanza celebrada a modo de fiesta de presentación entre los nuevos vecinos y los nativos. Una fiesta enxebre con música de grupos locales y productos cultivados en la zona que quedará para grabada en el recuerdo de este proyecto como la “primera de muchas”, señalan sus protagonistas.

“Pazos de Artesáns”, que se remonta ya seis años atrás y que al principio se llevó en secreto para evitar la subida de precios, ha permitido reabrir unas 120 propiedades -entre casas y pajares- en el territorio de A Broa y A Bola, al que se ha extendido el proyecto, dada la gran demanda de parejas, familias con niños y jubilados por asentarse en el territorio.

Echar raíces

En este “refuxio de artistas y artesáns” ha encontrado también su hogar José de Tebas, a quien el amor a Galicia se lo transmitió su padre, ya fallecido, y también su pareja. Están recién llegados a Medorra desde Almuñécar. “Isto é moi grande e todos sumamos”, enfatizaba Suso, recordando el caso de otro jubilado, un alemán que en su país trabajaba en el sector de las renovables que está asesorando a los vecinos como colocar las placas solares. Una red de intercambio colaborativo del que también participan los locales, como las vecinas de Miren, que le están enseñando a embotar salsa de tomate mientras esperan ansiosas que ella arranque con su taller -y sus clases de cerámic-a.

Al fuego de este nuevo proyecto, se están cociendo desde espacios artísticos hasta talleres de elementos naturales, de carpintería, cerámica, pero también iniciativas de agricultura ecológica y ganadería, alojamientos rurales y hasta un restaurante de comida casera. “E boa falta que fai, que o bar máis próximo está en Corvillón, e se non na Merca”, comentan los lugareños, felices por ver cómo se reabren casas que llevan años abandonadas.

“Es un proyecto maravilloso y lo bueno que tiene es que está hecho desde el corazón, no desde la razón. Entonces, aunque vaya despacio, todo lo que está hecho desde el corazón tira para adelante. Esa es la fuerza que va a mover el mundo, el cambio”, comenta Bea Calleja, una profesora bilbaína con raíces en la zona, donde espera poner la sentar las bases de su taller de jabones y aceites.

Mientras apuran los últimos días de verano arreglando y preparando las casas para el invierno, Pazos de Artesáns sigue recibiendo solicitudes de asentamiento de nuevos moradores. “Tiven que cambiar os plans iniciais de restaurar estas casas que están en Pazos xunto á finca, porque agora a prioridade é botarlles unha man”, explicaba Suso, para quien este proyecto no es un negocio, sino una forma de vida en comunidad. “Isto non dá cartos, dá moito traballo, pero merece a pena”, asegura pensando en acciones futuras. “Dende o proxecto temos previstas dúas formas de activar as vendas dos artesáns. Unha a través das propias feiras ou mercadillos ocasionais neste propio campo e outro a través dunha plataforma dixital que faga chegar o produto directamente o consumidor final, evitando intermediarios”.

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