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INTENSAS JORNADAS
A Mezquita ha sido una víctima más de la gran oleada de incendios que han desolado la provincia de Ourense. Tras una semana de su inicio, el fuego originado en la parroquia de Esculqueira continúa activo y ya ha calcinado 10.000 hectáreas, según el último informe de Medio Rural.
Como se puede visualizar en el vídeo, el territorio que antes destacaba por sus verdes se ha transformado tras una semana de intesas jornadas negras. Las zonas contrastan en la vista aérea, el color se ha apagado debido a las llamas en A Mezquita y la poca tonalidad que se mantiene se concentra en las zonas apartadas que han logrado salvar lejos del epicentro de este fuego.
La circulación está abierta en esta zona, como podemos observar al transitar un vehículo, por lo que podemos afirmar que las conexiones no se vieron afectadas por el fuego. También se observan zonas industriales y viviendas en pie, todo un mérito de los voluntarios y profesionales que han luchado contra las llamas durante una semana.
Hasta este momento, para su extinción se movilizaron de manera acumulada 8 técnicos, 33 agentes, 37 brigadas, 33 motobombas, 4 palas, 1 tractor, 3 unidades técnicas de apoyo, 11 helicópteros y 15 aviones. En este fuego se movilizaron efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME). También colaboraron en las tareas de extinción medios terrestres portugueses.
Las llamas se propagaron también por los municipios de A Gudiña y Viana do Bolo, así como en territorios de la provincia de Zamora. La propagación por estas zonas también arrasaron con los ánimos de los vecinos, que acabaron por los suelos y cada vez más víctimas del cansancio. Las altas temperaturas y las rachas de viento fueron los culpables de que el fuego se avivara en la comarca de Conso-Frieiras, todos con focos simultáneos y una vez más sin medios.
“Esto é unha loita continua. Non para, non ten fin. Estamos nun auténtico inferno”, declaraban los vecinos y las redes sociales y los grupos de mensajería instantánea se llenaban de mensajes pidiendo ayuda para salvar las casas. La ciudadanía se volcaba ayudando, se organizaba como buenamente podían para poner solución a un problema que lleva ya una semana destruyendo el oriente ourensano.
El pasado 15 de agosto, estas zonas vivieron una noche interminable que daba paso a un amanecer igual de desolador. Vecinos con tractores y cisternas, herramientas de labranza y mangueras lucharon hasta la extenuación para salvar sus aldeas del fuego. A Gudiña amanecía con frentes de fuego avanzando desde diferentes direcciones. Vecinos de O Canizo fueron confinados ya durante la jornada anterior y en O Tameirón pelearon también hasta el último aliento. “Contrólase un e comeza outro. Se esto non para, acabará con nós”, afirmaban.
A Bouza, en Viana do Bolo, y Castromil, en A Mezquita, tuvieron que ser evacuados para evitar males mayores. Según explican, los medios aéreos llegaban a cuentagotas y los terrestres no lo hicieron hasta bien entrado el mediodía. “Esto é un inferno. É unha loucura. Non hai medios por ningún lado e salvámonos grazas a xente do pobo que se volcou totamente”, afirmaban.
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