“Estamos nun auténtico inferno”

OURENSE EN LLAMAS

Miedo. Angustia. Desesperación. La comarca de Conso-Frieiras es azotada, por cuarta jornada consecutiva, por las llamas que avanzan sin sentido. De nuevo, los vecinos son clave para evitar una desgracia mayor.

Un grupo de voluntarios decidiendo por dónde atacar a las llamas en Viana para frenarlas.
Un grupo de voluntarios decidiendo por dónde atacar a las llamas en Viana para frenarlas.

Una nueva jornada, una nueva tragedia. Con los ánimos por los suelos y cada vez más víctimas del cansancio, las altas temperaturas y las rachas de viento volvían a avivar las llamas en la comarca de Conso-Frieiras. A Mezquita, A Gudiña, Viana do Bolo y Vilariño de Conso, todos con focos simultáneos y una vez más sin medios.

“Esto é unha loita continua. Non para, non ten fin. Estamos nun auténtico inferno”, declaraban los vecinos.

Las redes sociales y los grupos de mensajería instantánea se llenaban de mensajes pidiendo ayuda para salvar las casas. Los vecinos se volcaban ayudando, se organizaban como buenamente podían para poner solución a un problema que lleva ya una semana destruyendo el oriente ourensano.

“Un auténtico pesadelo. Queremos despertar e que todo isto pase”, señalaban. Lágrimas, nerviosismo y desesperación se apoderaban de cientos y cientos de vecinos.

En A Gudiña la cosa se complicaba en O Canizo a primera hora de la tarde, donde el fuego amenazaba por dos zonas distintas. En A Mezquita, durante la mañana se activaron varios focos y fue necesario el trabajo durante toda la noche para controlar el fuego en Castromil y A Esculqueira.

La virulencia del fuego en A Bouza volvía a poner en jaque a los vecinos y posteriormente ponía rumbo a Pradocabalos una gran lengua que se avivaba con la fuerza del viento. Arrasaba pinares en cuestión de minutos y un ejército de vecinos esperaba para pararlo y evitar que continuara hacia otras aldeas. Su esfuerzo no fue en vano y lograron que las llamas se detuvieran en las aldeas de O Castro y Pradocabalos. La lucha continuó durante la noche con un frente que avanzaba hacia Fornelos de Filloás.

Por su parte, el Concello de Viana do Bolo tomaba ayer la decisión de suspender sus fiestas porque la prioridad estuvo clara para la mayor parte de la población: parar un auténtico monstruo que amenaza una y otra vez con devorar el trabajo de toda una vida.

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