Cristina Sánchez-Andrade, escritora: “Escribir sencillo es lo más difícil del mundo”

ENTREVISTA

La escritora, crítica literaria y traductora Cristina Sánchez-Andrade (Santiago de Compostela, 1968) ha participado en la IV edición del Festival Literario de Allariz (FLAZ)

La escritora Cristina Sánchez-Andrade.
La escritora Cristina Sánchez-Andrade. | María Gaminde

Cristina Sánchez-Andrade combina su faceta como escritora, crítica y traductora con la docencia en la universidad y colaborando en distintos medios. Ha escrito obras como "Ya no pisa la tierra tu rey", "Las Inviernas" o "La nostalgia de la Mujer Anfibio", traducidas a varios idiomas.

Este sábado acudió a la segunda y última jornada tarde del IV FLAZ de Allariz, en la que conversó con el escritor Suso de Toro sobre el estilo literario. El evento concluyó con una mesa redonda sobre escritura, traducción y mercado literario global que contó con la participación de todos los ponentes.

Pregunta.Se crio en el seno de una familia galaico-inglesa. ¿Qué impacto tuvo ese origen en la tradición oral de la que bebe su obra?

Pese a nacer en Santiago, viví siempre en Madrid. Pero creo que no he pasado ningún verano de mi vida sin estar en Galicia, concretamente en Castiñeiras, cerca de Ribeira, también las navidades y alguna Semana Santa. Y por el lado de mi madre, si bien la menciono poco, ella también ha tenido mucha influencia. No fuimos mucho (a Inglaterra) porque mis abuelos habían fallecido, pero íbamos a ver a amigos de ella. Yo creo que me marcó la mezcla de todo eso, pero sobre todo los veranos en Galicia, la influencia de la gente del rural que pasaba por casa de mi abuela. Pescadores, paisanas, personas que pasaban a vender cosas, a saludar o a charlar debajo de la higuera. Creo que eso fue calando y conformando esa tradición oral. Aunque nunca sabes de dónde llegan las cosas, todo eso junto a la influencia de mi madre, los cuentos y nanas infantiles en inglés que nos contaba, conformaron esa mezcla.

P.Siempre ha defendido que el lenguaje debe ser eficaz, adecuado.

Como bien sabrás, escribir sencillo es lo más difícil del mundo (se ríe). Es un proceso de acumulación de ideas hasta llegar a esa abstracción, a través de mucha lectura, que quizás no sean de lo más fácil, como los clásicos. Yo siempre le digo a los alumnos cuando hablamos de esto que casi hay que “desaprender lo aprendido”. En el fondo tenemos muy metida en la cabeza una sintaxis, una gramática muy concreta. No sé por qué hay esa tendencia de pensar que escribir bien es escribir pomposamente, muy elaborado, con palabras muy difíciles. En realidad lo más difícil es decir mucho con pocas palabras. Pero en todas las artes es un poco lo mismo. Picasso tuvo que llegar a los 50 para llegar a su técnica más depurada y que le dio más nombre, pero antes tuvo que pasar por todos los clásicos.

P.Como escritora, ¿lo tiene más fácil al traducir para ponerse en la piel de los autores originales?

Hace mucho que no traduzco porque me parece un trabajazo tremendo que no está bien valorado ni remunerado. Y cuando lo he hecho ha sido con títulos que me interesaban y de los que podía aprender. Pero siempre he tenido mucho respeto por la esencia, el estilo, la época y el aroma del autor. Cuando traduje “Cumbres borrascosas” estuve comparando versiones, y vi que ciertos autores se tomaban algunas licencias con las que yo no concuerdo del todo. Las considero un exceso, ir más allá del sentido del texto. Así que ser escritor también tiene sus peligros, porque tienes un estilo, y es muy difícil tratar de que no esté ahí. El inglés, por ejemplo, tiene muchísimas más subordinadas, que a mí no me gustan nada. Y en castellano esas frases interminables son insufribles, hacen que el texto no sea ágil y que no fluya. Así que tienes que tomar algunas decisiones con las que a veces aciertas y a veces no. Pero por otro lado es bonito.

P.Sus obras sobresalen por tener títulos evocadores y sugerentes.

Hay quienes no le dan valor al título, pero junto a las primeras páginas es la puerta de entrada al libro, es fundamental. Para mí lo ideal es tenerlo antes que nada, ya que a partir del título voy trabajando, entretejiendo y haciendo que todo confluya, ya que lo tiene que contener todo. Pero a veces no viene tan fácilmente. Desde el momento en que me pongo a escribir una novela, ya estoy pensando en el título. Y en algún momento de la preparación, de esa primera escritura, aparece, lo que supone un alivio, porque me aporta mucho contenido, e intento que todo remita hacia él.

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