O Larouco, un año de lucha contra los eólicos

Ha pasado un año desde que la práctica del parapente en la Serra do Larouco, en Baltar, se viese amenazada por primera vez debido a un proyecto para instalar un tendido eléctrico. Poco más de 365 días después, en Baltar se sienten “con la espada de Damocles encima”

Un año ha pasado desde que, al borde de la frontera portuguesa, en la localidad de Baltar, un movimiento vecinal, impulsado desde el Club de Parapente, alzara la voz contra los proyectos eólicos previstos para la zona y que pondrían en riesgo la práctica deportiva, muy arraigada en las últimas dos décadas. 

Después de 365 días, en Baltar se sienten “con la espada de Damocles enriba” y, aunque la presión social ha logrado frenar el avance de estos proyectos, el temor sigue presente. Tampoco se puede pensar ahora en planes de futuro que busquen seguir impulsando el parapente -se pretende, por ejemplo, terminar de mejorar las vías de comunicación entre España y Portugal en este punto, ya que hay parapentistas que acuden a volar de uno y otro lado de la frontera-. Y es que todos los esfuerzos se destinan actualmente a evitar la instalación de torres y tendidos eléctricos en esta zona. 

Cronología

En enero de 2022 se presentaron las primeras alegaciones -alrededor de 300, incluyendo la del propio Concello- contra el tendido eléctrico de 11 kilómetros desde O Larouco hasta Cualedro -Línea de Alta Tensión, LAT San Martiño Subestación Larouco-. Por aquel entonces, representantes de Iberdrola accedieron a reunirse con representantes del parapente y también de las comunidades de montes afectadas, así como con el alcalde de Baltar, José Antonio Feijóo, y la regidora de Xinzo, Elvira Lama. En aquel encuentro en Baltar, los convocantes instaron a la multinacional eléctrica a proponerles otra alternativa para su proyecto, pero, un año después, no han tenido más noticias. “Ahí quedó. La empresa no volvió a contactar con nosotros”, asegura Enrique Cuquejo, secretario del Club Parapente Baltar. “No sabemos si descartaron hacer el proyecto definitivamente. Nosotros les presentamos un área de exclusión”, añade. “Esto no es un pabellón, que se puede cambiar. Si nos fastidian esto -la sierra- nos fastidian el deporte, no hay más”, añade. 

Durante el verano del pasado 2022, la actividad de vuelo continuó en O Larouco -”Encontro Laroucofest 2022”, Liga Nacional Española y Campeonato Nacional Portugués o Campeonato Ibérico de Precisión-  y se conjugó con otras iniciativas de concienciación sobre la importancia de defender la sierra, como “andainas”. “Llevamos con eventos 20 años y aquí hay actividad y movimiento”, afirma, rotundo, Cuquejo. “En alguno de los campeonatos se llegaron a juntar 150 pilotos, el máximo permitido legalmente”, subraya. 

Por otro lado, en el 22 tuvo lugar una jornada de observación astronómica en la que participaron 30 personas, una nueva vía que se abrió, junto al estudio de comunidades energéticas, como otro de los posibles potenciales de este entorno y de la sierra, en donde no existe contaminación lumínica, lo que facilita la observación directa del cielo. 

Nueva lucha

A finales de año, en noviembre, se sometieron a exposición pública los parques de Tramontana y Mistral. “Nós denunciamos que esta era unha ampliación, encuberta, do parque de Iberdrola no Larouco”, aseguran desde Stop Eólicos Xurés Celanova

Hace un mes finalizaron las alegaciones -se emitieron más de 1.000- contra este último proyecto. El 13 de diciembre, además, se mantuvo una reunión entre miembros del Club Parapente y la Secretaría de Deportes. Desde el club, se encuentran a la espera de un informe negativo por parte de este departamento a la Dirección Xeral de Medioambiente, que tramita los expedientes relacionados con la instalación de estos parques. “El parapente es una práctica deportiva federada. Si nos eliminan la zona no podemos practicarlo”, lamenta Cuquejo. En este sentido, otra de las luchas en Baltar pasa por oficializar la zona de vuelo -desde donde finalizan los eólicos actuales, hasta A Boullosa- como espacio de uso deportivo con características propias. 

Desde el Club Parapente Baltar afirman que no apostar por la continuidad de este deporte en la sierra sería tirar por tierra esfuerzo e inversión: “De cinco estrellas ahora mismo estaríamos en cuatro y media, por ocho eólicos vamos a echar por tierra todo?”, concluye Cuquejo en alusión, por ejemplo, a las inversiones realizadas por las distintas administraciones públicas para acondicionar los accesos, en coche, a la zona de vuelo.

Por último, en Stop Eólicos mantienen que Portugal también se vería afectada por estas instalaciones eólicas, y que no han sido informados, como manda la ley, a través de Asuntos Exteriores ni tampoco por la Xunta de Galicia.

Los vecinos de Baltar siguen esperando que Iberdrola valore su alternativa al parque

En enero del pasado 2022, dos técnicos de Iberdrola mantuvieron una reunión con vecinos de Baltar y parapentistas y sorprendieron al decir que desconocían la práctica deportiva del parapente en la zona. Tras el encuentro, en el que se vivieron momentos tensos por la oposición vecinal al proyecto para la instalación de un tendido eléctrico y 40 torres que fulminarían la práctica deportiva, desde la eléctrica se comprometieron a repensar un proyecto alternativo a partir de un área de exclusión delimitada desde Baltar. 

Sin embargo, los presentes en aquel encuentro aseguraron no haber tenido más comunicación, desde entonces, de parte de responsables de Iberdrola. 

Fuentes de la empresa eléctrica consultadas por este periódico sí quisieron manifestar, en contra de lo asegurado por Stop Eólicos, que el parque previsto en Tramontana y Mistral no es suyo, y pidieron que se aclarase este extremo. Desmienten así, una ampliación. 

Por otro lado, en relación a sus intenciones en O Larouco, aseguraron que “se sigue trabajando” y haciendo “los estudios pertinentes”, y no descartan volver a tener una reunión con los vecinos de la zona ya que apelan al “diálogo”. 

Por último, subrayan que la empresa eléctrica siempre se ajustará a la ley y opinan que existe “mucho desconocimiento” sobre la “lenta” tramitación de los parques y todos los permisos que se deben superar antes de ser instalados en terreno, un proceso que puede superar los seis años.

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