María Jerusalén tomó el hábito en el Monasterio de Santa Clara, en Allariz

El Monasterio de Santa Clara de Allariz acogió ayer el rito de toma de hábito de una postulante durante una ceremonia pública y viva. Cuando una joven ingresa en el monasterio forma parte de un largo proceso hasta llegar a la consagración definitiva. El primer paso consiste en un “tiempo de postulando” que permite a las candidatas realizar la transición de la vida “mundana” a la vida religiosa. Este es el paso que ha dado la joven de 32 años, cuyo nombre ahora es María de Jerusalén de Jesús Crucificado, la cual participó ayer en el rito de toma de hábito para iniciarse en esta nueva vida en la que comenzará el noviciado para finalizar con los votos y la consagración al señor.

Se trata de una ceremonia bastante relevante, ya que hace casi dos décadas que no se lleva a cabo este rito del hábito en el monasterio. La toma de hábito marca así el comienzo de la vida religiosa a través de un protocolo que, según explica sor María Ángel, “tiene un aspecto ciertamente llamativo que es vestirse el hábito”. Durante el rito, la futura novicia va vestida de blanco y se despoja de estas ropas para vestir el hábito. “Simboliza lo que hizo Santa Clara, vestirse con sus mejores galas para dejar su casa, su vida noble y abrazar su vida de pobreza y el seguimiento de Cristo”, explica.

Durante este acto, también recibirá un nombre nuevo que supone un programa de vida para esta nueva etapa que va a comenzar. Tras esta jornada, tendrá lugar su tiempo de noviciado en el que profundizará en la consagración del Señor y en dos años, aproximadamente, realizará la toma de votos.

Con ella, 15 religiosas forman parte de este Monasterio de Santa Clara situado en la villa alaricana. Fundado en el año 1268, en la actualidad, las hermanas continúan fieles a Santa Clara ofreciendo su vida, dedicada a la oración y al trabajo mediante la elaboración de pastas o bordados.