Desde Suiza para los 100

La provincia ha sumado esta semana un nuevo miembro al selecto club de centenarios, donde hay unos 370 ourensanos, con el aniversario de María Montero. Natural de Bouzas, en Baños de Molgas, ayer disfrutó de una comida familiar gestada desde Suiza.

Dos gaiteiras recibieron ayer a María Montero Rivas a las puertas del restaurante de Froufe, en Baños de Molgas, donde celebró con su familia su 100 cumpleaños. Con un brillo especial en los ojos, y marcando el ritmo con las palmas, la que durante años fue la sacristana de la iglesia de Molgas, forma parte desde el pasado día 15 de febrero del selecto club de los centenarios de la provincia. “Aquí en Ourense hay muchos centenarios, pero esto en Suiza no pasa”, comentaba asombrada por la longevidad provincial su nuera, Marina García, y residente en Suiza.

Precisamente ella y su marido, Antonio Ferreiro, han sido los encargados de preparar la fiesta desde el país alpino en donde tienen fijada su residencia. “Llegamos anteyer para poder celebrarlo con ella. Ninguno de sus hijos vive aquí, los demás han venido desde el País Vasco. Así que lo preparamos todo desde allí. Es una gran satisfacción verla así con sus hijos y nietos, es algo que nunca olvidarán”, compartía su nuera. “Hemos pasado un buen día”, apuntaba Antonio Ferreiro con emoción y el deseo de poder repetir la celebración en verano con los demás miembros de la familia.

Natural de Bouzas, María Montero ha residido toda su vida en Baños de Molgas. Allí se casó y formó su familia con Manuel Ferreiro, con quien tuvo cuatro hijos, once nietos y diez biznietos, la más pequeña de tan solo nueve meses. “Ha sido siempre muy correcta y educada, una mujer con una vida muy intensa, que trabajó en casa y en el campo”, relataban sus seres queridos, que recordaban su afición por tejer y ganchillar. “Le hizo una colcha de ganchillo a cada hijo, y luego la ropa para los nietos que todavía hoy tenemos en casa”, relataban.

Desde hace nueve años, vive en la residencia de Baños de Molgas, hogar que ahora comparte con su consuegra. “Está contenta y no les falta de nada”, comentaba su nuera, quien reconocía que ahora le empieza a pesar el paso de los años, pero que hasta hace dos se encontraba perfectamente y no toma ninguna pastilla.

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