ángeles sin alas

El mundo esta lleno de ángeles sin alas, porque alguien decidió que no debían volar.
Llegaron a un valle de lamentos, sin más dicha que pasar de largo sin poder derramar una sola lágrima, guardando en la memoria las cenizas del olvido. Almas transparentes de un mundo que pasa de largo y apenas los ve. Llegan con luz, pero con el devenir de los días se extenúan en manos brunas que los hacen invisibles ante ojos ajenos, y nosotros sucumbimos en una ceguera mendigada, giramos el alma y paramos el tiempo del corazón, para no sentir los segundos de agonía. Son voces sordas que se reproducen en la nada, en el vacío de la exégesis del mundo, pues ya clamaban y nadie les escuchaba.

Darle a un niño una pelota, a la niña un lazo rosa. Vamos a darles palabras para que junten las letras en un futuro de aventuras; por qué no darles un lápiz para que dibujen sus sueños en un horizonte, por qué no brochas tinturadas para que pinten lunares de colores en su piel, por qué no le damos la mano y los arrebatamos de un mundo gris, donde una niña vale una lavadora. Quiero escuchar sus risas, velar sus sueños, observar como la inocencia se balancea en aires puros desde el banco del parque, como lloran por pataletas de piruletas con sabor a fresa. Que los niños sigan siendo niños y que nadie les robe su ingenuidad.

Desde aquí muestro todo mi apoyo a Save The Children, Unicef, y a todas las personas implicadas en una lucha contra los 'ladrones de las alma puras'. Nuestra indiferencia lapida sus vidas. Por un llamamiento global de ojos abiertos.

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