La atracción de este verano para los turistas llegados a la ciudad fue sin duda el transformado edificio del Banco de España. Era un gustazo ver la cara de asombro que ponían al entrar en la magnífica sala de exposiciones y comprobar la calidad de la exposición inaugural. A pesar de la agresividad de la escalera, nada más cruzar la puerta (supongo que existieron condicionantes técnicos para hacerla así), y a pesar de que la hermosa vidriera pierde perspectiva al perder altura, la primera impresión sigue siendo muy buena.
Un ourensano residente en Madrid desde hace años opinaba que era una pena no haber inaugurado con artistas locales (resulta un poco pesadita la actitud de algunos residentes en Madrid de que los locales no vayamos mas allá de lo nuestro, 'o noso' que diría un nacionalista pelma), pero la verdad es que un poco de nivel internacional, de aire fresco, no nos viene mal.
La pena es que, según mis noticias, el Ayuntamiento no tiene aún programa de continuidad. Es la gran cuestión de este tipo de edificios públicos: cómo mantener el nivel de calidad, la categoría de las exposiciones, o lo que sea que se quiera hacer allí. Sería una desilusión que esta sala se convirtiera en un coladero de mediocres.
De momento no estaría mal atraer al público indicando en la puerta que, además de ser una sala municipal, allí se puede ver una exposición, esta vez digna de verse. La gente pasa sin que nada atraiga su atención hacia el edificio.
En cuanto al nombre de José Angel Valente, suponiendo que hubiera que darle al edificio otro distinto al original con el que lo conocen los ourensanos, es decir Banco de España, sin duda Valente se lo merece, no sólo por ser conocido de la madre de la concejala de Cultura? (según explicó en la inaguración), sino porque fue el intelectual ourensano más reconocido fuera del ámbito local, como un gran poeta español. Lo dicho, da gusto disfrutar de un lugar así y compartirlo con nuestros amigos turistas.
La pena es que, según mis noticias, el Ayuntamiento no tiene aún programa de continuidad. Es la gran cuestión de este tipo de edificios públicos: cómo mantener el nivel de calidad, la categoría de las exposiciones, o lo que sea que se quiera hacer allí. Sería una desilusión que esta sala se convirtiera en un coladero de mediocres.
De momento no estaría mal atraer al público indicando en la puerta que, además de ser una sala municipal, allí se puede ver una exposición, esta vez digna de verse. La gente pasa sin que nada atraiga su atención hacia el edificio.
En cuanto al nombre de José Angel Valente, suponiendo que hubiera que darle al edificio otro distinto al original con el que lo conocen los ourensanos, es decir Banco de España, sin duda Valente se lo merece, no sólo por ser conocido de la madre de la concejala de Cultura? (según explicó en la inaguración), sino porque fue el intelectual ourensano más reconocido fuera del ámbito local, como un gran poeta español. Lo dicho, da gusto disfrutar de un lugar así y compartirlo con nuestros amigos turistas.
