El cuestionable liderazgo de Mariano Rajoy

Posiblemente Mariano Rajoy durante los largos años que ha permanecido en la oposición, habrá soñado en más de una ocasión con que un día llegaría a ser presidente del Gobierno de España, y a su vez, un gran líder respetado y admirado en toda la Unión Europea.
La primera parte del sueño se cumplió el 20-N y no todo por méritos propios precisamente, sino por el hartazgo del pueblo español de un PSOE que lo estaba haciendo zapateramente mal. En cuanto a la segunda, la de transmutarse en paladín, adalid y conductor de masas, ¡ni por asomo!; más bien todo lo contrario. Cuando los problemas comenzaron a acumularse y la señora Merkel se empeñó en examinarle semanalmente y la prima de riesgo a amargarle la existencia, sobrevino la debacle. Presumir del rescate bancario cuando es una palmaria demostración de fracaso de nuestras entidades financieras o afirmar que no subirá el IVA aconsejado por el FMI, no son acciones de medalla precisamente.

A todo esto, el haber hurtado el Debate sobre el Estado de la Nación a parlamentarios y ciudadanos, en las circunstancias por las que está atravesando el país, constutuye un imperdonable error que pone de manifiesto una vez más el deterioro de su liderazgo. Subsistir a cuenta de ostententar la mayoría absoluta supone, como todos sabemos, 'pan para hoy y hambre para mañana'.

Todos estos acontecimientos provocan que salte a la palestra la histórica desconfianza sobre el liderazgo de Rajoy. Magnífico ministro pero dudoso presidente de Gobierno, y más en los momentos en los que le ha tocado lidiar con la crisis y sus múltiples flecos.

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