El motivo por el cual me animo a escribir estas letras es el de hacer pública una deficiencia que algunos usuarios del Pazo dos Deportes Paco Paz venimos padeciendo desde hace bastante tiempo y que, pese a las reclamaciones realizadas in situ por los afectados, de ninguna manera vemos subsanada.
El tema atañe a los muchos aficionados al deporte de la canasta, que hace años comenzamos a utilizar estas instalaciones alucinando inicialmente con nuestra canchita tan coqueta, de parquet, con unas duchas tan modernas y hasta con cafetería, pero que con el paso del tiempo nos hemos dado cuenta de que el mantenimiento (de la cancha pequeña) ha sido olvidado. El gimnasio, sin embargo, se modernizaba año tras año, con más y mejores máquinas, quizás porque la demanda de aficionados dispuestos a pagar su cuota mensual (insuperable en Ourense) iba en aumento, pero el mantenimiento de nuestra cancha en la que muchos hemos pasado momentos inolvidables caía en el olvido, comenzaba a tener agujeros muy preocupantes. Y aquí llega el problema, los agujeros de su techo se transforman en lamentables goteras que hacen ya no peligroso, sino impracticable nuestro querido deporte. Pero el problema no acaba aquí, una gotera puede hasta cierto punto solventarse (de mala manera, con un cubo o una toalla) porque juegas a media cancha y listo, pero ¿qué ocurre si las goteras son más de seis y diseminadas por toda la cancha y a ello se suma que el parquet se hunde en algunas zonas? Pues eso, que la gente se cabrea mucho, porque, pese a pagar religiosamente su cuota de alquiler de cancha, el problema se repite una y otra vez (ya durante años) y cada vez que llueve el riesgo de lesión se multiplica por 100 en estos días. Por Dios, que estamos en 2007. Yo me pregunto ¿que ocurriría si esto pasase en Estados Unidos? Pues respuesta fácil, que tendríamos al final de cada entreno esperando a un abogado para demandar al órgano gestor y sacar tajada por algún lado. Aquí somos extremo opuesto, nos convertimos en sufridores y confiamos en el no se preocupen, que están en ello. Ojalá estas letras valgan de algo.