LOS SACRIFICIOS SON PARA LOS DE SIEMPRE

Rajoy está convencido en que existe un solo camino para superar nuestra complicada situación y se equivoca.
Con un lenguaje catastrofista y posicionándose como siempre al borde del desastre, ha afirmado que 'no caben ni fantasías ni ocurrencias; no hay mucho para escoger'. Ante tal postura solo cabría solicitar a la UE que procediesen a ejecutar nuestro rescate cuanto antes. Afirmar que gracias a los sacrificios individuales podremos salvar lo que compartimos, no pasa de ser una frase más revestida de cierta demagogia. Los sacrificios, lamentablemente, son para los de siempre, es decir, para aquellos ciudadanos con rentas y sueldos reducidos. Algo que no afectará a la ingente cantidad de colocados en las empresas públicas creadas al amparo de las administraciones central, autonómica y municipal, donde prosperan toda esa pléyade de familiares, amigos y conmilitones.

En efecto los recortes son necesarios, pero siempre enfocados hacia aquellos que puedan soportarlos, y no indiscriminadamente como se hace. Sobra tanta frase apocalíptica en detrimento de más debate sobre la necesaria reforma del Estado.

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