LA TÁCTICA DEL TIMO DE LAS PREFERENTES

Creo estar habilitado para escribir sobre el tema, por ser uno más de los muchos afectados del timo de las preferentes-subordinadas.
Mi cabreo es imperativo como lo es el de tantos que fueron embaucados de la misma manera. Lo de menos es mencionar la cuantía, porque todos los engaños son reprobables cuando estos se producen, con independencia del importe y las circunstancias. Como tantas otras personas, he sido perjudicado por el dolo efectuado literalmente por un director de Caja Madrid, hoy Bankia, quien utilizó la 'técnica y táctica' adecuadas para ello, que ahora ya todos bien conocemos; es decir, el abuso de posesión de amistad y confianza puesto de manifiesto para convencerme de que era un ahorro 'a plazo fijo, pero más rentable' que los habituales y con riesgos prácticamente inexistentes.

Existen varios tipos de timos: aquellos que una o varias personas traman y cometen sobre una tercera -la estampita, el tocomocho, etcétera-, y aquellos otros que se realizan a gran escala por entidades con cierto nivel de oficialidad y bajo el manto y protección de normas 'legales'. Aquí se encuadra el reprobable célebre timo de las 'preferentes' patrocinado por algunos bancos con cierta anuencia estatal, y que se coloca en el primer lugar en el podio actual de los engaños superlativos a los ahorradores modestos.

Desde estas líneas quiero animar a tantas y tantas personas como yo, defraudadas por los ínclitos gestores mercantiles de las entidades, a no permanecer callados, aunque eso suponga poco más que el recurso del pataleo, que es lo que creo que nos queda a los afectados.

El siguiente ingrediente de esta historia multipersonal está en la táctica, se ve venir. Aguantarán el aguacero que supone las justificadas protestas y reclamaciones y, poco a poco, se irá diluyendo el monumental cabreo de tantos españoles atrapados por el engaño; todo se quedará difuminado dentro de no mucho tiempo; nadie será responsable y tampoco al Gobierno le interesa imponer con firmeza una resolución aceptable, porque no vaya a ser que si nos devuelven el dinero que es nuestro, los bancos se descapitalicen más y haya que insuflarles otros 62.000 millones de euros de 'línea de crédito europeo'. Es mucho más importante que las entidades estén llenas y contentos los accionistas, que a los ciudadanos nos devuelvan lo timado con premeditación y alevosía.

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