Quisiera hablar de las magníficas instalaciones del complejo hospitalario Cristal de Ourense, y en especial del cariñoso trato que reciben los pacientes aquejados de esclerosis múltiple, ya que varias personas con esta enfermedad tienen que recibir un tratamiento mensual y los tratan como si fueran unos parias.
Todo empieza porque a los médicos les prometieron una sala exclusiva para estos enfermos y no se ha hecho realidad, los galenos la reclaman pero la gerente de laResidencia hace caso omiso de sus peticiones, ya que la susodicha gerente está metida en política y tiene otras preocupaciones.
Narremos la vida de un paciente en uno de esos días: Se tienen que presentar a las ocho de la mañana en el centro y los meten en una habitación llamada 'sala de tránsito', allí se encuentran con un montón de pacientes aquejados de diversas dolencias con el correspondiente peligro de contagio (estas personas tienen las defensas bajas y son más propensos a coger cualquier virus), luego las pobres enfermeras, sin culpa de nada, reconocen que ellas no saben como actuar si el paciente reacciona mal al tratamiento, con el consiguiente peligro para la persona.
Hablar también del magnífico catering que reciben, ya que con suerte consiguen salir antes de las cuatro y no les dan de comer ni de beber en todas esas horas, pero tampoco les hace falta, ya que la sala no tiene extracción de aire y hay allí en ocasiones un olor que alimenta por si solo. Y mención especial para los baños, ya que para todos los pacientes solo hay uno y ¡sin cerradura¡ para que todo quede en familia.
Esta es la burda falacia del gran complejo hospitalario Cristal.
Narremos la vida de un paciente en uno de esos días: Se tienen que presentar a las ocho de la mañana en el centro y los meten en una habitación llamada 'sala de tránsito', allí se encuentran con un montón de pacientes aquejados de diversas dolencias con el correspondiente peligro de contagio (estas personas tienen las defensas bajas y son más propensos a coger cualquier virus), luego las pobres enfermeras, sin culpa de nada, reconocen que ellas no saben como actuar si el paciente reacciona mal al tratamiento, con el consiguiente peligro para la persona.
Hablar también del magnífico catering que reciben, ya que con suerte consiguen salir antes de las cuatro y no les dan de comer ni de beber en todas esas horas, pero tampoco les hace falta, ya que la sala no tiene extracción de aire y hay allí en ocasiones un olor que alimenta por si solo. Y mención especial para los baños, ya que para todos los pacientes solo hay uno y ¡sin cerradura¡ para que todo quede en familia.
Esta es la burda falacia del gran complejo hospitalario Cristal.
