Coronavirus en Ourense

Los mayores de la Residencia San Carlos se libran del coronavirus

Una parte de la plantilla de la Residencia San Carlos de Celanova.
photo_camera Una parte de la plantilla de la Residencia San Carlos de Celanova.
El geriátrico celanovés recibe a la última usuaria que permanecía en el centro de Baños de Molgas

La Residencia San Carlos de Celanova acaba de superar su particular batalla contra el coronavirus. El geriátrico, donde 46 de los 58 mayores dieron positivo, acaba de colgar el cartel de "libre de COVID-19" con el regreso de la última residente que estaba ingresada en el centro integral puesto en marcha por la Xunta en Baños de Molgas. 

La alegría por ver curados a sus mayores se empaña por la pérdida de once usuarios (nueve con positivo) desde que se declaró la pandemia, algunos de los cuales llevaban más de veinte años en el geriátrico. "Estamos felices, pero foi moi duro", reconocía Sonia Opazo, portavoz de la plantilla, que también se vio mermada (18 empleadas dieron positivo, dos siguen de baja). "O peor foi perder á xente, porque ao final son parte da nosa familia. Algúns levaban aquí unha cuarta parte da súa vida", reconocía.

Lejos queda aquella triste semana de marzo en la que la residencia protagonizó el primer fallecimiento y el primer gran foco de coronavirus en la provincia. En la mente de todos está el SOS lanzado por cinco trabajadoras a las puertas del centro con motivo de la desinfección efectuada por la Unidad Militar de Emergencia (UME). El traslado de gran parte de los positivos a Baños de Molgas alivió en parte la carga de trabajo pero, en la tercera planta del edificio, quedaron ocho mayores con coronavirus. La "coexistencia" entre residentes sanos y los positivos supuso un plus al esfuerzo titánico de unas trabajadoras que hacían larguísimos turnos para suplir las bajas, cumpliendo estrictos protocolos para evitar contagios. Y todo tratando que su mirada y su voz -las únicas partes de su cuerpo reconocibles tras los EPIS- no trasmitiesen un ápice de preocupación a sus "velliños". "Quedáronnos positivos e os sacamos adiante", comentaban con orgullo la semana pasada, tras conocerse el negativo de los últimos cuatro residentes. 

El personal solo tiene palabras de agradecimiento para todas las personas que, de diferente manera, se han volcado con el geriátrico. Desde los profesionales que atendieron la llamada de auxilio y se incorporaron temporalmente a la plantilla para sacar adelante a los mayores, hasta los vecinos y comerciantes que han aportado desde equipos de protección hasta dulces, pasando por masajes o comidas para las trabajadoras. "A Policía Local e a Guardia Civil que, ademáis de ser profesionais, foron humanos. Tamén á UME, que para nós foi moi importante que viñesen e que nos ensinasen como facer o traballo e seguen en contacto con nós", añadía Opazo, quien agradecía las gestiones realizadas fuera del centro "tanto de cuestións de traballo como persoais".

Miedo a un rebrote 

En estos momentos, su mayor preocupación es que pueda darse un rebrote, hasta el punto que alguna de las heroínas amenaza con arrojar la toalla e irse a casa si esto ocurre. "Foi moi moi duro", insisten sin poder explicar con palabras la carga psicológica que han soportado, por no hablar del esfuerzo físico. No es de extrañar que en Celanova tiemblen al escuchar la propuesta de algunas familias de fijar un protocolo para recuperar las visitas, alegando los problemas que pueda traer el aislamiento a la salud mental de los mayores tras dos meses de confinamiento. "Non se contempla ata a última fase da desescalada", advierte Opazo en referencia a las previsiones del Gobierno central y que, en el mejor de los escenarios, podría comenzar en Galicia a partir del 8 de junio. "Sabemos que é duro para as familias, nos tratamos de facer videochamadas… Non é moito, pero é unha poboación fráxil e non debemos expoñelos", advierten desde el centro, que esperarán directrices del Sergas o Política Social. 

El departamento que preside Fabiola García está perfilando con las autoridades sanitarias cuándo se podrá recuperar la normalidad en los centros y a qué ritmo, al tiempo que piden un último esfuerzo para preservar la salud de los "velliños".

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