Onde o mundo se chama Celanova e Ourense a Atenas de Galicia

Deambulando

Claustro del monasterio de Celanova un invernal Crepúsculo con los instrumentistas de viento de la banda municipal con su director en medio.
Claustro del monasterio de Celanova un invernal Crepúsculo con los instrumentistas de viento de la banda municipal con su director en medio.

Celanova esa villa que ha nacido en torno a un monasterio fundado por Rosendo, uno de los de procedencia nobiliaria más notables de aquel siglo X, por estos pagos de la Gallaetiae en ese Medievo del noroeste peninsular, nacido en ese condado limítrofe con el islamismo de la península ibérica, allá por las tierras cerca de la desembocadura del Duero, que eran el Reyno de León, que, sin embargo, no le impediría tener contacto físico con el Al Andalus califal en la misma Córdoba donde muchos principales cristianos enviaban a sus hijos, de donde trajo la idea de la construcción de una capilla minúscula de ese pre románico de influencias islámicas, que es la de San Miguel, en recuerdo de su hermano. Rosendo, que nunca fue abad de Celanova, que tanto ejercería más por su nobiliaria cuna, acaso más que de la mitral, daría a ese monasterio el nombre de San Salvador que es como se llama este monasterio…pero que todo el mundo conoce y denomina como monasterio de San Rosendo.

Este gran cenobio, de orígenes pre románicos, con un claustro donde el barroco ahora es la dominante, un friísimo atardecer oímos a los de viento de la banda municipal, cinco en la asomándose en las ventanas de la primera planta y seis entre los interiores arcos a nivel de suelo, bajo la batuta de su director erguido sobre el centro del claustro ensayando una música que por el escenario se antojaba de dioses. Ahora lanzada la villa, aunque disfrazada de Novariz, gracias a la serie cinematográfica de la plataforma Netlix, con el título de “El desorden que dejas”, a partir de un guión basado en el libro de un novelista celanovés contemporáneo, serie que dicen se ve en más de 200 países. Es una forma de promoción, porque hay que convenir que pocos o tal vez ningún instituto de enseñanza media se alberga entre monásticas paredes. Me recuerda su claustro al de la Universidad de Salamanca, cuando por allá por libre andábamos dando tumbos por la facultad de Derecho en el caserón del Instituto Fray Luis de León. Le da vigor a la serie el escenario; también los exteriores en Ribadavia y Allariz, y los intérpretes que le saben dar vigor a este cine de hoy cuajado de convincentes actores. Una serie que se sigue con interés y que nos coloca en el mapa mundial y acaso contribuya a lanzar aquello tan rimbombante de “Onde o mundo se chama Celanova”, que sería como decirle a “Ourense, la Atenas de Galicia”. Estas frases suelen hacer fortuna o tomarse a rechifla, porque habría que saber si realmente se pueden percibir así fuera de nuestras fronteras, lo que me trae también a la memoria a algún prohombre, por los cargos a dedo que ocupaba, presidencias diputacionales, alcaldías, Caja, repitiendo en todas, al que un acólito de esos de fidelidad de partido, donde más prestigio adquirió el prohombre, por lo que se doblaba (la cerviz y la columna) ante los poderosos que por lo que valía. Pues el tal acólito o correligionario le diría: “Si a ti no te conoce nadie al pasar la Cañiza, y ya al pasar a Canda, ni te cuento, y menos, doblado el Padornelo”. A partir de aquí acabaría con su cursus honorum o carrera política…para alivio de muchos.

Pero lo que si puede recalcarse es que a pesar de tanto arribista que la provincia produjo, y muchísimos de aquel régimen donde primaba la fidelidad antes que la competencia, los verdaderos prohombres se hallan en el común de los mortales o de esos que oscuros creemos en una provincia que se ha colocado a la cabeza mundial de la longevidad, o eso dijeron en un reportaje de la Sexta TV, de tan cutre y breve, que donde se podría esperar algo sobresaliente y de repercusión mundial, se quedó en algo insustancial de unos octogenarios de un aldea que basaban su larga vida en el caldo gallego, los paseos (serán los de ahora cuando los médicos han sacado a gastar suelas a todos los mayores, principalmente por las carreteras y menos veces por los hermosos caminos del entorno), una vida tranquila y buen dormir, que todo podía estar compendiado en esto que le oí por primera vez al médico de Ramirás, Perfecto Montero, ya nonagenario, cazador y pescador aún a esos años: “De vello pouca cama, pouco plato e moito zapato”. Frase que no me canso de repetir y que en su día tomé un tanto a la ligera. En esa longevidad, para su comprobación no hay más que leer las esquelas mortuorias donde un figurante septuagenario ya es un frustrado del cursus vitae, y más, debajo de esa edad, un fracasado vital cuando aún en los sesenta del pasado siglo recuerda uno que pocos se jubilaban porque o se quedaban en el camino o uno no los percibía en la calle. Bendito reportaje, porque de haber tenido el éxito que se le suponía igual duplicábamos la población en un breve lapso satisfaciendo así a tantos jerifaltes de la política, amantes del creced y multiplicaos en que está basada esta sociedad del consumo, donde crecer, el crecimiento económico, poblacional es la panacea, en contra de las opiniones y recomendaciones de la ONU, que ya ve un peligro de muerte para el planeta la superpoblación mundial. Son esas incongruencias de los que gobiernan: Crecer, crecer, crecer. Equivalente a gastar, gastar, gastar, que traducido, en purismo sería: degradar, degradar, degradar la Tierra que nos sustenta.

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