El regreso de los mercadillos a las calles se producirá, si todo va bien, a partir del 11 de mayo con la la primera fase del plan de desescalada anunciado por el Gobierno central, aunque la última palabra la tendrán los concellos. La administración local será la encargada de proponer el reinicio de la actividad, si bien tendrán que garantizar la distancia entre los diferentes puestos, limitar la participación de los mismos a un 25 por ciento de los habituales o ampliación de la superficie, y facilitar el control del aforo por parte de las fuerzas de seguridad.
Responsables políticos y técnicos de la provincia se afanaban ayer en conocer más detalles de la medida, sin esconder su preocupación e inquietud por cómo garantizarán la seguridad sin mermar los intereses de ciudadanos y feriantes, y por lo que significan estos eventos como punto de encuentro y confraternización vecinal, en especial en el rural, y la repercusión que esto pueda tener en el control del coronavirus.
Nuevos escenarios
Las grandes villas como Carballiño o Xinzo de Limia, analizan ya los posibles escenarios para la recuperación de un evento importante para la economía local y que pasaría por ampliar la superficie de los mercados para facilitar la participación de todos los feriantes habituales. "El 14 de mayo habrá feria pero con condiciones, las que marquen las autoridades sanitarias y las administraciones central y autonómica", advertía desde Xinzo la regidora, Elvira Lama, quien está pendiente de que la Xunta establezca qué productos se podrán vender para diseñar, con los servicios de urbanismo y de la Policía Local, el nuevo mapa del mercado. "Tenemos que prepararlo bien, va a ser un ensayo y tendremos que adaptarnos a lo que nos digan", apuntaba desde O Carballiño su homólogo Francisco Fumega.
En O Barco de Valdeorras, el socialista Alfredo García comentaba que "el próximo mercado será el 6 de mayo y no va a haber. En junio ya veremos". Mientras, en Allariz o Celanova esperarán a conocer la letra pequeña antes de pronunciarse sobre la celebración de sus respectivas ferias. Posición que también adoptaban concellos más pequeños como Bande, Entrimo o Lobios.
Desde el sector textil, Iago Vázquez de A Cañiza confesaba sus "ganas de ir a la feria", pero insto a los concellos a que "busquen la mejor solución" para que todos puedan vender. "Si solo puede el 25% de los habituales, hacerlo por sorteo; pero sino se puede mirar de reducir los metros de los puestos, ampliar las calles donde se celebra o mismo hacer más ferias", enumeraba.