Todo a una carta, sin complejos cálculos ni estar pendiente a lo que ocurre en otros pabellones. Así afronta el Bosco Salesianos el partido de esta tarde ante el Porriño en tierras pontevedresas. El cuadro que dirige Nacary Rojas cierra una exigente temporada dentro de la Liga EBA y las cuentas son claras. Si gana está salvado, pero, si pierde, descenderá por los temidos arrastres y tendrá que esperar a que un equipo del grupo logre ascender en las próximas semanas. Mejor no depender de terceros. La misión no será sencilla. Los dos conjuntos llegan empatados a 10 triunfos y 15 derrotas y, en el partido de la primera vuelta, el Bosco se llevó el triunfo por dos puntos (71-69). Ahora, eso sí, el factor pista jugará del lado de los porriñeses.
Más allá de los golpes leves habituales, no tendrá Bajas el equipo ourensano para esta final. Todos disponibles con el objetivo de ofrecer la mejor versión posible. Un plantel jove, con descaro, que tiene puntos en las manos y también jugadores físicos para dar la talla en defensa y en el rebote. En el bando contrario, tres cuartos de lo mismo con algo más de experiencia. En el Porriño sí hay lesiones, pero forzarán para no perderse este choque trascendental.
“Va a ser un partido más de corazón que de baloncesto y tenemos que saber controlar las emociones. Sabemos que hay que salir a la pista con confianza e intentar explotar nuestros puntos fuertes”, avanza la entrenadora Nacary Rojas, que destaca las “ganas” que tienen sus jugadores de saltar a la pista.
Un Bosco que ha llevado una trayectoria irregular a lo largo de la temporada, pero que ha mejorado sus prestaciones en la recta final de curso, lo que le permite depender de sí mismo para lograr una salvación que está a dos horas de distancia.
Partido sin red el que se disputa esta tarde en Porriño. La temporada se encuentra en juego para un Bosco que quiere ganar en la pista su derecho a seguir en la Liga EBA y celebrarlo como se merece.
Pabellón Municipal, 19:00 h.
