Sueños de Olimpia

Reunificación: fin al muro de la enemistad

Desfile del equipo olímpico alemán reunificado en los Juegos de Barcelona 92.
photo_camera Desfile del equipo olímpico alemán reunificado en los Juegos de Barcelona 92.

La pasada semana  se cumplieron 30 años de la Reunificación Alemana. En realidad, fue la absorción de la arruinada parte oriental y comunista (RDA) por la parte occidental y capitalista (RFA).

Fue el fin de una rivalidad entre los perdedores de la II Guerra Mundial. Hermanos separados por diferentes ideologías; sufriendo los orientales los rigores de una nueva dictadura, la comunista. Esa que algunos pretenden imponernos con alegría en España.

En el ámbito deportivo, el superior potencial humano de la parte federal tuvo respuesta en un programa de dopaje salvaje de estado de la mal denominada parte "democrática", que convirtió a 10.000 atletas en conejillos de indias de siniestros laboratorios.

El espectacular despegue deportivo de la RDA, 520 medallas olímpicas en apenas 20 años, se logró a costa de un batallón de mutilados físicos y psíquicos. La atleta Heidi Krieger, hoy ciudadano Andreas Krieger, fue uno de los casos más dramáticos.

Al otro lado del Muro también se practicó el dopaje. La principal diferencia fue que no estaba promovido ni obligado por el Estado, quien simplemente premiaba a los deportistas según sus resultados.

Ese estímulo, más la rivalidad contra el vecino, animaron a muchas modalidades a flirtear con las anfetaminas y anabolizantes. Algunas investigaciones sitúan las prácticas desde 1949, restando importancia a los pocos médicos que alertaron de sus peligros en el deporte.

Por suerte, la RDA y el Muro comunista se derrumbaron por su propio peso y la reunificación confirmó una nueva Alemania, tercera potencia mundial en los maravillosos Juegos de Barcelona 92. Así sea, unida y en paz por muchos años.


En el deporte, los comunistas muy superiores 

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Los juegos olímpicos fueron, hasta la feliz reunificación, los momentos de mayor y feroz competencia entre las dos Alemanias. El éxito del programa de dopaje de la RDA fue total. Desde México 68 terminó por delante de la vecina RFA en el medallero. En Seúl 88, superaron sospechosamente a los Estados Unidos.

Sin embargo, los enfrentamientos directos en deportes de equipo fueron poco frecuentes. La RDA brilló en modalidades de puro rendimiento físico: atletismo, remo, natación, halterofilia, ciclismo...

Quizá el cara a cara más recordado fuese el partido del Mundial de fútbol de 1974, precisamente en Alemania. Se disputó un 22 de junio, en un abarrotado estadio de Hamburgo, con 62.000 espectadores soldados, helicópteros y tiradores de élite presentes.

Ganó la teórica inferior selección comunista, gracias a un gol de Jürgen Sparwaser, encumbrado a la categoría de héroe nacional por la maquinaria de propaganda estatal.

La derrota despertó a la Alemania Federal, que reaccionó y ganó el Mundial sin más percances por el camino. Sparwaser volvió a ser un peón más, aunque pervivió en el recuerdo de sus entonces compatriotas.

Se dijo que rechazó una oferta del occidental Bayern de Munich. Quizá temió las consecuencias de saltar el Muro sin permiso. 

Otros, como el prometedor Luzt Eingendorf se atrevieron en 1979 y pagaron un precio muy alto. La temida policía secreta (Stasi) envió a un comando para secuestrarle y envenenarle en 1983.

Para fiarse de alguien en aquella RDA, donde ciclistas olímpicos como Jan Schur espiaron y denunciaron a compañeros. Schur, a su vez fue también espiado, por el "Gran Hermano". Así fue el paraíso comunista.

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