Entrevista

Juan Verde: “La empresa gallega en EEUU es competitiva en moda y alimentos”

Juan Verde ofreció una charla organizada por la Universidad Intercontinental de la Empresa en Afundación. en Vigo
photo_camera Juan Verde ofreció una charla organizada por la Universidad Intercontinental de la Empresa en Afundación. en Vigo (Foto: JV Landín).
Juan Verde, miembro del Consejo Asesor Presidencial del presidente Biden, participó en el foro de la Universidad Intercontinental de la Empresa en Vigo

Juan Verde Suárez (Telde, Gran Canaria, 1971) es miembro del Consejo Asesor Presidencial del presidente Biden en temas relacionados con el comercio exterior y la competitividad de los Estados Unidos, antes fue con Obama. Ayer participó en el foro de la Universidad Intercontinental de la Empresa en Vigo

 ¿Cómo están las empresas gallegas en el mercado norteamericano?

La relación trasatlántica bileteral EEUU-Europa está pasando  por un momento de fortaleza, que no tuvimos antes con Trump. Creo que la relación con España es muy buena y las empresas gallegas en ciertos sectores estratégicos están siendo muy competitivas

¿En qué sectores?

En el sector de la moda, no sólo Inditex, sino otras que han conseguido entrar. Luego el sector de alimentos, con pescados, conservas o aceites. Hay que mencionar que Galicia tiene una gran representación de empresas de base tecnológica y que están interesadas en el mercado Norteamericano, porque son empresas de nicho, y ahí creo que las empresas gallegas tienen una oportunidad muy buena.

¿Qué le recomendaría a una empresa gallega que quisiera entrar en el mercado de EEUU?

La primera recomendación es entender que es un país muy grande, 350 millones de clientes potenciales. Si Califonia fuera un país sería la sexta economía del mundo. Hay que ser muy selectivos y no intentar abarcar todo el país, sino buscar un nicho de mercado donde se crea que es competitiva bien sea por calidad, por precio o por cualquier otra peculiaridad y encontrar nichos.

En la pandemia nos dimos cuenta que Europa tenía buena parte de su producción en China y se está tratando de traerla de nuevo. ¿También EEUU? 

Absolutamente. EE UU, la mayor potencia económica del mundo, se vio de rodillas mendigando mascarillas. Eso creo que no debe volver a pasar. Estamos viendo una reubicación de la cadena de suministro en sectores estratégicos que vuelven, quizá no a España o a EEUU, pero sí a la región. Lo que estamos haciendo es crear incentivos económicos para que las empresas Norteamericanas se reubiquen en Latinoamérica y ahí las empresas gallegas tienen una oportunidad, porque tienen lazos y el idioma. 

Un tema en el que está muy comprometido y colaboró con Al Gore es el cambio climático.  ¿Estamos haciendo lo suficiente?

La respuesta es que no. La verdadera amenaza a la estabilidad económica mundial es el cambio climático. Podemos planificar y tomar medidas para mitigar los efectos, pero tenemos que reinventar nuestra relación con el planeta. Las empresas hoy tienen que entender que hay tres pilares: la rentabilidad, las personas y el planeta. Sin planeta no hay economía. 

Pero el mundo es más que Occidente y tenemos a China o India que no tienen esos compromisos. ¿Cómo podemos hacerles entender que vamos todos en el mismo barco?

No se trata de castigar a los que no lo hacen, sino ayudarlos para que lo puedan hacer. El cambio climático requiere de soluciones globales y hay que dar una de cal y otra de arena. Tiene que haber una transferencia de tecnología, conocimiento y financiación por parte de los países ricos a los emergentes, porque es muy fácil exigir pero tenemos una obligación con ellos. Pero también poner una serie de condiciones: o te adaptas o no vas a exportar tus productos a Europa. Seremos verdes o no seremos

Eso también se puede entender como proteccionismo.

No es proteccionismo si viene acompañado de medidas de financiación, de transferencia tecnológica. Si entran tienen que hacerlo con las mismas condiciones.

Los ciudadanos occidentales también deben entender que esa ayuda a países emergentes es necesaria.

Hay que recordarles que nos estamos ayudando a nosotros mismos porque el cambio climático nos va a afectar a todos por igual. Los consumidores ya exigen que los servicios y productos sean responsables con el medio ambiente. Casi el 70% de los consumidores están dispuestos a dejar de comprar un producto si la otra empresa les  da productos sostenibles.

Y para la financiación, porque los criterios ESG (environmental, social, governance) están cotizando ya.

Totalmente. Cualquier empresa en el sglo XXI no se va a poder financiar si no cumple con una serie de requisitos de sostenibilidad. Las empresas tienen que entender que lo que marca la diferencia es el talento. Los millennials están dispuestos a dejar su empresa si no comulgan con sus valores, eso te está diciendo que ellos necesitan sentirse orgullosos de su empresa. 

¿Tratamos bien a los emprendedores en Europa?

El emprendimiento en España se entiende de otra manera. En EE UU el emprendedor puede equivocarse muchas veces y reinventarse. La ley de bancarrota en EE UU te acompaña 7 años, en ese plazo los bancos tienen que hacer borrón y cuenta nueva. En España ese error te acompaña toda la vida. Esa visión de que el emprendedor genera actividad económica y es una contribución positiva es algo que en Europa no está asumido. 

Me va a decir que los demócratas van a seguir en el Gobierno pero ¿peligran las relaciones de EE UU y España?

Sin lugar a dudas. La política importa, los líderes importan y no todos son iguales. Vivimos un momento de cierta apatía por la política, pero no todos son iguales. Creo que para Europa es importante tener a alguien en la Casa Blanca que entienda la relación bilateral como una prioridad. Después de la guerra de Ucrania queda de manifiesto que Europa y EE UU tienen mucho que ganar si colaboran y todo que perder si no lo hacen.

Esta policrisis ha cambiado el panorama. Estábamos viendo que el mundo giraba hacia Asia. ¿Ha cambiado?

Creo que vamos hacia un mundo polarizado con dos grandes bloques, uno de EEUU con Europa y otro de China y Rusia, que tienen otra visión, no compartimos valores democráticos. En los países aliados creemos que el poder lo deben tener las personas. Estamos sujetos a los cambios electorales y en las próximas elecciones hay mucho en juego, no sólo para EEUU, sino también para Europa

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