A UN METRO

La otra cara de la mascarilla

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photo_camera Una mujer mira un cartel en una farmacia coruñesa sin mascarillas y otra camina protegida. // Suso Arjomil
"Mientras todos hacíais chistes con el coronavirus, otros nos preocupamos y arriesgamos nuestros ahorros", dice un intermediario

"Hay momentos del día que estoy tentado a grabar un vídeo y contar todo lo que ha pasado con las mascarillas, pero tengo miedo. Miedo a la reacción del Gobierno, miedo a que la masa te señale como especulador o fascista". El hombre que habla a través de mensajes de voz no parece muy convencido de seguir con la conversación, pero basta con una disculpa a la gestión de la pandemia provocada por el coronavirus Covid-19 apoyada en el proceder de otros países occidentales para que se arranque, además del compromiso de que el secreto profesional no necesita un test que demuestre la fiabilidad. Es para leer sin adelantar prejuicios. Esta fuente baja con agua clara. El testimonio es literal. 

"Lo que pasó con las mascarillas en España es sencillo porque lo he sufrido. Teníamos casi cerrado un pedido para la Xunta de miles de unidades; al decretar el estado de alarma, el Gobierno retiró las competencias a las comunidades autónomas para hacer los pedidos y nos llegó un aviso de la Xunta remitiéndonos al Ministerio de Sanidad. Entre que se pusieron las pilas y entendieron cómo se hacen las compras se perdieron entre 10 y 15 días. Las comunidades ya habían hecho todas los pedidos, como me hicieron a mí, y no puedes estar 15 días esperando con la amenaza continua de que te van a requisar el material. En esas dos semanas de incertidumbre, de si me las compran o no, de si me las quitan o no, había otros 200 países en el mundo en la misma situación sin poner tantas pegas. Y se las vendí a Arabia. Y como yo actuaron muchos más. Íbamos de primeros para conseguir las mascarillas y los equipos, sólo por detrás de Italia, se perdió un tiempo precioso, en esas dos semanas se contagió mucha gente, España perdió su turno y está en la puñetera cola. Está por detrás de EEUU en los pedidos. Aquí ahora hay menos mascarillas porque la mayoría de la gente que las tenía almacenadas las vendió al extranjero como hice yo y es normal. A mí me parecería bien que el Gobierno me las requisase al precio que ellos consideren justo, pero no que me las roben y me hagan quedar de delincuente". 

Por el momento puede que no haya convencido a una ciudadanía necesitada de protección y abocada a la fabricación artesanal. 

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Una mujer camina protegida con una mascarilla. // Suso Arjomil

"Si el pico está bajando y estamos venciendo al coronavirus es sólo por el sacrificio de todos los españoles"

"Sobre el cartel que nos quieren colar de especuladores tengo otra cosa que decir. Ni a mí desde mi casa con un porro en la mano se me ocurre hacer el pedido a esa fábrica de los primeros tests. El nivel es el que es, te pongas como te pongas, no hay justificación. Si el pico está bajando y estamos venciendo es sólo por el sacrificio tuyo, mío y de todos los españoles que estamos confinados. Y denuncian al que sale a la calle a correr. Es de traca, todo lo hemos hecho nosotros. Y perdona que me caliento". Continúa sin aclarar la ética de hacer negocio cuando peligra la salud colectiva. 
"Sí, sobre los especuladores quiero explicar una cosa. Mientras aquí todos los medios de comunicación, periodistas y políticos estaban ji,ji,ji, ju,ju,ju, con chistes a diario como Risto Mejide, que llevaba dos meses haciéndolos en su programa, Wyoming igual, Ferreras... También los de derechas ". 

"Es vergonzoso que el Gobierno, o una parte, no entienda que una transacción, un negocio, es bueno para las dos partes"

La ideología y las coñas

"Mientras estabais todos haciendo coñas con el coronavirus, hubo unos cuantos que nos preocupamos y nos informamos. En cuanto le dedicas cuatro horas te das cuenta de que es una movida muy 'heavy'. Los que estudiamos el tema nos dimos cuenta de que iban a hacer falta y con los ahorros invertimos en mascarillas. Y tenemos todo el derecho del mundo a venderlas y hacer negocio. Es vergonzoso que el Gobierno en este país, o una parte, no entienda que una transacción, un negocio, es bueno para las dos partes. Pero están tan obcecados con la ideología que no pueden entender que yo tengo derecho a ganarle cinco céntimos en las mascarillas después de haberme tomado la molestia de informarme y de invertir mi dinero. ¿El Gobierno me tiene que denunciar porque soy un especulador y un hijo de... por aprovecharme de esta situación? ¿Es esa su mentalidad? Me tengo los 5 céntimos merecidos porque arriesgué mi dinero y estoy salvando vidas cuando me podía haber comido las mascarillas en caso de no ser necesarias y perderlo todo. Es que me hierve la sangre cuando nos acusan mientras los demás estaban haciendo el gilipollas. Como cuando no piden ayuda al principio a Amancio Ortega. Para comprar en China tienes que estar en China, pero como Iglesias lo había criticado pasó lo que pasó". Esta es la otra cara de la mascarilla. 

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