Jeremy Scott, el "diseñador del pueblo"

Jeremy Scott, el "diseñador del pueblo"
photo_camera Jeremy Scott, el "diseñador del pueblo"

El mundo de la moda se sorprendería estos días con el anuncio de Jeremy Scott de abandonar la casa italiana Moschino, tras una década al frente de su dirección creativa. En estos años ha convertido las pasarelas en una plataforma llena de mensajes críticos a través de los grandes iconos de la cultura pop

El revolucionario

Una década ha estado Jeremy Scott al frente de la dirección creativa de Moschino. Diez años en los que convirtió la firma italiana en un auténtico fenómeno de masas. Sin tratarse de una de las grandes casas de la moda histórica, todas las propuestas que Moschino sube a la pasarela son analizadas con lupa pues en muchas de ellas se dan pistas de las tendencias que seguirán las grandes marcas de moda urbana en los siguientes meses. Y mucho de eso es gracias a Jeremy Scott, que esta semana anunciaba por sorpresa su marcha de la casa de moda de Milán.

¿Y cuál ha sido su secreto para conseguirlo? Básicamente, acercarse como ningún otro a los iconos de la cultura pop e incorporar la diversión más plena al mundo de la moda. Le han llegado a llamar el “diseñador del pueblo” y no porque los precios de sus prendas fuesen asequibles para el común de los mortales, sino porque de su imaginación han salido propuestas que han conectado como ningunas con los iconos de las masas. Hacemos repaso de los grandes hitos que lo han convertido en un revolucionario. 

Moda superficial

El diseñador más revolucionario convirtió las pasarelas del 2017 en una animada crítica a la industria de la moda. Y lo hizo convirtiendo a sus modelos en las míticas “mariquitas”, esos recortables que nos permitían vestir a las muñecas de papel a través de unas muy reconocibles pestañitas blancas. Fue un dardo que lanzó en forma de guiño para criticar la superficialidad que en muchas ocasiones rodea todo lo que suena a tendencia. 

También seguía esta línea crítica la colección en la que cubrió a sus modelos de cartón y bolsas para poner el foco en el consumo excesivo y tomar conciencia de la excesiva producción de la industria de la moda.

El “diseñador del pueblo” utilizó el más elevado altar de la moda como altavoz para criticar sus malas prácticas. La temporada otoño-invierno de 2014 fue su primer patio de juegos y sobre él desplegó a toda una legión de “camareras” de la mayor cadena de comida rápida en una clara relación entre moda y consumo voraz.

Los símbolos

Pero sin duda es en su juego con los símbolos de masas donde Jeremy Scott se ha movido con mayor éxito. Barbie, McDonald’s o Bob Esponja fueron sus inspiraciones en diferentes colecciones que se convirtieron -como no- en fenómenos virales y fueron copiadas hasta la saciedad por las grandes marcas low cost. Fue Scott el responsable de que durante varias temporadas el color rosa chicle inundase las tiendas y de que los dibujos animados estampasen camisetas e incluso trajes de chaqueta.

El adalid de la cultura norteamericana también se fijó en iconos de carne y hueso. Tanto que replicó y actualizó los modelitos de Jackie Keneddy convirtiendo el “lady” en tendencia de 2018. O María Antonieta, la monarca más polémica en cuestiones de moda; que inspiró su colección de comienzos de 2020. 

Arte y mensaje han ido siempre de la mano de Jeremy Scott, que nunca ha dejado de apelar a sus orígenes humildes como principal inspiración de su obra, que ha bebido incluso de los arlequines de Picasso o del flamenco de Rosalía.

Se cierra así una década de revolución hasta la que se ha convertido en inesperada última colección de Jeremy Scott al frente de Moschino y en la que ha mirado hacia su infancia en los años 80. Con el punky más fashion ha dicho adiós a la era del “diseñador del pueblo”, que continuará en la marca que lleva su propio nombre.

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