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ENTREVISTA
Bióloga, catedrática de ciencias naturales, activista y escritora, es una referencia a nivel nacional en la divulgación científica y en la reivindicación de la causas ecologista, feminista, ecofeminista y animalista.
Esta es su tercera obra que gira en torno al lobo, ¿por qué?
Por mis raíces. Uno de mis abuelos es de la Carballeda zamorana, mientras que los otros tres eran de Lugo. Pero mi infancia la pasé en Zamora, que no deja de ser una tierra de lobos, al igual que Galicia. Nunca ha dejado de haberlos, a diferencia de otras partes de España, donde se tildaba al lobo de “alimaña” y se perseguía. En la Carballeda, por suerte, apareció la figura de Félix Rodríguez de la Fuente, que tuvo la idea de incluirlo como especie cinegética, con lo que al menos se eliminó el furtivismo, evitando su extinción. Y yo he absorbido esa cultura del lobo desde niña, por lo que para mí nunca ha sido un problema ni un peligro, sino un ser de referencia: siempre en rebeldía, resiliente. Una especie muy valorada y especial.
¿Por qué nuestra sociedad adora al perro y estigmatiza al lobo?
Adora al perro pero explotamos a la vaca, nos vestimos con pieles… Hacemos distinción entre especies, según nos convenga. Es todo un poco absurdo, ya que además el perro procede del lobo. Pero somos caprichosos, y también seleccionamos a los propios perros. Nos dedicamos a hacer cruces imposibles que derivan en enfermedades y canes poco sanos. Todo tiene que ver con el exotismo y la creatividad, la necesidad innata de modificar y cambiar, en vez de conservar. Es una actitud humana, al fin y al cabo.
Usted se define ecofeminista, ¿cómo explicaría ese concepto?
El ecofeminismo es una respuesta a la perpetuación de la “cultura de la muerte”, esta cultura de la violencia que caracteriza a la humanidad desde hace miles de años, y que cada vez va a peor. Frente a ello, propone una cultura de la paz, de empatía, de compasión y de comunicación hacia el otro. Pero también son claves la justicia social y la ética animal para combatir aquellas prácticas que inferiorizan, por ejemplo, a mujeres y animales. La violencia de género y de especie van asociadas, en todo el mundo. Siempre que se tiene un arma, caen mujeres y caen animales. Desde la antigüedad, Aristóteles homologaba a mujeres, animales y esclavos en un estrato inferior al que ocupaba él como hombre.
¿Cuáles serían las consecuencias de que el lobo ibérico saliese de la lista de especies protegidas?
Pues francamente sería un desastre, más si cabe ahora que la especie puede sobrevivir, que podría traspasar fronteras. El lobo es sinónimo de salud global para todos, en tanto es un depredador apical del ecosistema, ya que se centra en eliminar a los seres enfermos. No caza a sujetos sanos, ni a los más grandes, ni a los que mejores cuernos tienen, sino a aquellos que ya tienen un déficit, y que por lo tanto les resulta más fácil comérselos.
Da la sensación de que hacemos lo que queremos con el medio.
Es consecuencia del antropocentrismo. Es un ejercicio de poder y de dominación sobre el otro. Se han perdido miles de especies en el mundo en los últimos años por el deterioro de los bosques, lo que equivale a que quemásemos todas las bibliotecas del mundo. Estamos perdiendo una cultura que es trascendental para nuestra propia supervivencia.
¿Por qué diría que la ecología es tan importante en el mundo actual?
Porque la civilización que hemos creado, antropo y androcéntrica, es insostenible. Los motivos son de sobra conocidos: la sobreexplotación de los recursos, el deterioro de todos los ecosistemas, la contaminación. Además, vamos en contra del resto de especies. Pero si fuéramos mínimamente inteligentes, nos daríamos cuenta de que la pervivencia humana en la Tierra guarda relación con la del resto de seres.
Como amiga de la Biblioteca verinesa, ¿cómo ve el flagelo, verano tras verano, de los incendios en la comarca?
Galicia parece tener una cultura del fuego, también muy tóxica. En ocasiones, la agresión o la violencia hacia el vecino se manifiesta quemando el monte, al que también consideramos como algo que podemos utilizar a nuestro antojo. Seguimos realizando grandes alteraciones del medio, lo que conduce a desequilibrios mayúsculos. Esta cultura emparenta a Galicia con Portugal, donde ocurre lo mismo.
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