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Un vehículo tras otro. Así transcurren los días en la gasolinera de Feces de Abaixo (Verín), un núcleo poblacional pegado a la frontera con Portugal. En su gran mayoría, los coches, furgonetas e incluso algún camión son portugueses. Todos ellos se desplazan kilómetros para llenar el depósito. ¿El motivo de su traslado? “É moito máis barato”, es la respuesta generalizada de los clientes habituales de esta gasolinera fronteriza.
Y es que el elevado precio del combustible en Portugalhace que muchos portugueses que viven próximos a la frontera prefieran llenar los depósitos de sus vehículos en España. Actualmente el precio de la gasolina en el país luso se encuentra sobre el 1, 72 euros por litro, mientras que en España está en 1,5 aproximadamente. Esta diferencia se nota: “Aquí encho o depósito por 70 euros, en Portugal por 90, paréceme unha locura”, apunta Olivie Rodrigues, vecino de Chaves.
Como él, su vecino Bruno Carvallo también cruza la frontera: “Veño aquí sempre porque é moito máis barato que en Chaves, aforras moito diñeiro”. Es la tónica general del día a día en la gasolinera de Feces. “Eu veño todas as semanas aquí, xa son cliente habitual”, ríe Rui Melo, otro portugués que no acaba de comprender el elevado precio del combustible en su país y se resigna a coger el coche para cruzar la frontera.
Son muchos los que recorren los 15 kilómetros que separan Feces de Chaves. Pero más allá del municipio “hermano”, en esta gasolinera también se encuentran clientes habituales de otros lugares más lejanos, como es el caso de Vítor Valente, vecino de Vila Real, que todas las semanas recorre unos 75 kilómetros para llenar el depósito de su furgoneta -aprovechando los desplazamientos por trabajo-. “Veño unha vez á semana dende Vila Real, tardo 45 minutos, pero é mellor que ir alí”, explica Valente, quien nota la diferencia a final de mes en su bolsillo, ya que “é aquí en Feces onde se atopa o posto de abastecemento máis barato e cercano”, concluye.
Los paseos lusos a Feces benefician a esta gasolinera fronteriza, la que vive de sus vecinos raiotos. “O 99% dos nosos clientes son portugueses, e sempre hai moito movemento, non paramos”, cuenta Tiago Carvallal, un empleado de la estación de servicio. “Cando pecharon a fronteira polo coronavirus, notouse moito, apenas tiñamos clientes, porque os veciños de Verín repostan alí, aquí veñen os portugueses e agora xa volvemos recuperar o ritmo”, añade.
Para los vecinos lusos supone un ahorro, mientras que para el negocio es su forma de subsistir. Y de este movimiento no solo se benefician ellos, también los comercios que aún resisten en Feces, un lugar que hace años fue “una mina de oro” por el flujo transfronterizo
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