Según el último balance de la Dirección General de Salud (DGS), en las últimas 24 horas se notificaron en Portugal 10.176 contagios, un nuevo máximo y en línea con las dos últimas jornadas, en las que el número diario de casos de Covid-19 se movió en torno a los 10.000. En cuanto al número de muertes, se superó significativamente con 118 fallecimientos, respecto a los 98 registrados el 13 de diciembre.
La presión también siguió aumentando en los hospitales, donde hay 3.451 personas ingresadas por COVID-19, de las que 536 están en unidades de cuidados intensivos. Desde el mes de marzo, el país vecino acumula 466.709 casos, de los cuales casi 100.000 están activos y 7.590 han muerto.
Esta subida de contagios ya era esperada por los especialistas tras las fiestas, ya que durante Nochebuena y Navidad se permitieron las reuniones familiares y los desplazamientos, a pesar de que en Nochevieja se endurecieron las medidas.
Nuevas restricciones
El Gobierno portugués aprobó ayer ampliar los toques de queda durante el fin de semana -de 13:00 a 5:00 horas del día siguiente- a casi todo el país, y prohibirá este fin de semana los desplazamientos sin justificación entre municipios.
El próximo martes está prevista una reunión con los expertos en la que se espera contar con más datos del impacto que han tenido las fiestas en el país luso y tomar más medidas.
Antonio Costa, el primer ministro, admitió que un confinamiento similar al de marzo es un "escenario probable" - salir para trabajar si no es posible el teletrabajo, ir al supermercado y a la farmacia -, aunque en esta ocasión no se cerrarían las escuelas.
Portugal está en estado de emergencia, el nivel de alerta más grave, hasta el 15 de enero, aunque se espera que la medida se prolongue.