El turismo ha crecido en el Monasterio de Oseira un 30% respecto al 2019, sobrepasando el número de visitantes que había antes de la pandemia. Así, en este 2023, dejando fuera agosto que todavía está sin contabilizar y que es uno de los meses más importantes del año, el incremento ha sido de aproximadamente un 13% en relación con 2022, según confirman desde la administración del propio cenobio, con un total de 12.000 personas que han participado en las visitas guiadas que se organizan a lo largo del día.
La tendencia continúa en la misma línea y se mantendrá al menos hasta que finalice el próximo mes septiembre cuando habitualmente termina la temporada alta de visitantes, cuya afluencia se reduce a finales de año hasta que vuelve a retomarse con fuerza durante la Semana Santa del año siguiente.
El crecimiento ya había sido importante en 2022, registrando un 20% más, y con un total de 22.000 turistas.
¿Desde dónde vienen?
Su procedencia es fundamentalmente nacional, de las distintas comunidades autónomas de España, lo que supone en torno a un 70%, mientras que extranjeros son el 30% restante. La comunidad religiosa organiza cada día cinco visitas guiadas, tres por la mañana y dos por la tarde, para lo cual tienen contratadas dos expertas en turismo, al mismo tiempo que los monjes también colaboran. Los grupos pueden ser reducidos, aunque dada la afluencia en estos momentos suelen ser de 25 personas e incluso más cuando se trata de excursiones cuyos viajeros se desplazan en autobús y prefieren realizarlas todos juntos.
Además del recorrido guiado por el monasterio, los asistentes acostumbran a adquirir diversos artículos que están a su disposición en la tienda que hay a la entrada, desde algún subvenir a chocolates, pastas, imágenes religiosas y los famosos licores, especialmente el eucaliptine.
Asimismo, la facturación en la hospedería también ha aumentado en un 12%, si bien, puntualizan desde administración, que una parte se debe a que han incrementado los precios de alojamiento debido a la subida de los costes.
De esta forma, las visitas, la tienda, el eucaliptine de fabricación propia junto con otros licores, y la hospedería, aportan los ingresos económicos principales para el mantenimiento de esta comunidad cisterciense, que se aproxima a los 15 miembros, entre monjes y novicios, y que cuentan con un total de cinco trabajadores en plantilla.
En cuanto al albergue de peregrinos del mismo monasterio, la comunidad confirma que a día de hoy únicamente está operativo el nuevo alojamiento que dirige la Xunta y que las antiguas instalaciones únicamente se abren para acoger a grupos religiosos.
