Obituario

Obituario | Plácido González Cacheiro: un referente de la vida monástica

Oseira fue adelante tras la marcha del padre Ernesto, gracias a los buenos modos del padre Plácido

He repetido mil veces que la historia de la diócesis de Ourense sería imposible escribirla sin contar con la zona de Cartelle. En algo estoy en total desacuerdo con el obispo de Ourense Florencio Cerviño, porque el clero de Cartelle, mucho y bueno, ha dado a la Iglesia figuras señeras tanto para la diócesis como para la vida religiosa. Dicho lo anterior hoy lloramos a una figura señera y referente claro de la vida monástica. Nos ha dejado el padre fray Plácido González Cacheiro que había nacido en Vilardevacas un 5 de agosto de 1824. Entró en la abadía estando los monjes franceses en 1936 (con el P. Ildefonso) y desde aquella fecha ha sido todo en Oseira con su prudencia, discreción y buen consejo, al que nunca faltaba su buen humor.

En la abadía colaboró en todo también con un grupo de monjes de la  zona de Cartelle, como lo eran el padre José y sobre todo el padre Juan María Vázquez Rey, que fue el gran reconstructor de un monasterio entonces en declive. Entre el padre Plácido y sus habilidades para la electricidad, y el humildísimo padre Juan María rehicieron el verdadero “Escorial” de Galicia.

Y les han tocado momentos muy difíciles, incluso con riesgo de desaparecer pues ya había una orden de desalojo. Pero durante el Concilio Vaticano II y ante la inminente desaparición de los monjes de Oseira, el obispo Temiño gestionó eficazmente ante el abad general del Císter su permanencia. Decía don Ángel que fue dificilísimo. Cuando ya estaba la decisión tomada, en los mismos días de la entrevista de Temiño con el abad general, éste murió en Roma de repente. Y con su desaparición las cosas caminaron de otro modo. Continuaron los monjes.

Oseira fue adelante tras la marcha del padre Ernesto, gracias a los buenos modos del padre Plácido, el P. Honorio Arce, el padre Martín García, y el sencillo y tan callado padre Germán Díez. Se fueron turnando en la dirección de la abadía. Y el padre Damián dio impulso a la biblioteca.

Hasta que el padre Plácido fue nombrado el primer abad tras la restauración. Fue cabeza de la abadía de 1975 a 1987 y de  1988 al 2000. Momentos en los que el cenobio recuperó su esplendor y grandiosidad. Lució un hermoso báculo, obra de Buciños, que conserva la abadía y que su realización tiene una historia que conozco muy bien.

En todo ello estuvo siempre la mano del padre Plácido y los conocimientos de arquitectura del padre Juan María, dos artífices de lo que hoy es Oseira. Por si algo le faltaba, el padre Plácido también fue el organista. Era una enciclopedia sencilla pero eficaz.

Queridísimo P. Plácido, que Santa María y San Bernardo le ayuden a recoger el premio merecido a toda su vida al encontrarse también con aquellos hermanos suyos que le ayudaron.

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