Obituario | Eduardo Álvarez Puga, de Cortegada a Barcelona

Fallece el periodista natural de Cortegada, un ciudadano comprometido con el mundo que le tocó vivir y amigo de los amigos, de la naturaleza y del buen vivir

Perfecto Conde Muruais

Publicado: 31 may 2021 - 23:52 Actualizado: 01 jun 2021 - 20:06

Eduardo Álvarez Puga y Perfecto Conde.
Eduardo Álvarez Puga y Perfecto Conde.

El orensano Eduardo Álvarez Puga, periodista, escritor e historiador, home dos bos e xenerosos, falleció en Barcelona. Un ciudadano comprometido con el mundo que le tocó vivir y amigo de los amigos, de la naturaleza y del buen vivir.

Casi minutos antes de morir, todavía gozó de la dicha de declamar versos de Calderón de la Barca a los nietos que rodeaban su lecho de muerte. Eduardo era así: un vitalista empedernido que sabía apurar los últimos tragos. Era un demócrata convincente, un lucidísimo paseante del universo y un avezado viajero por la vida. Aunque fuese desde la distancia, amaba profundamente a Ourense, que le vio nacer en Cortegada el 5 de agosto de 1930. Tenía, por lo tanto, casi 91 años. A los amigos siempre nos parecía “un señor mayor”, aunque fuésemos poco más jóvenes que él, pero de viejo nunca tuvo nada. Era su estilo personal, el de un auténtico sir oxfordiano que amaba a las personas, a los animales, a la naturaleza y a las cosas como si siempre hubiésemos formado parte de su tribu.

Puga estudió Derecho en Santiago de Compostela y Periodismo en la Escuela Oficial de Barcelona, ciudad con la que se identificó desde joven y a la que amó tan profunda como críticamente. Quizás su único defecto ha sido que no quiso entender casi nada del nacionalismo catalán, contra el que incluso dedicó alguna diatriba furibunda (publicó, por ejemplo, un libro titulado "La irracionalidad nacionalista"), pero Álvarez Puga era, sobre todo, una de las mentes más lúcidas que dio el periodismo español después de la guerra civil.

Como historiador competente que fue, además, dedicó precisamente a esa guerra y a sus consecuencias, muchas de sus preocupaciones intelectuales. Estudió el movimiento falangista en dos de sus libros(Historia de la Falange y Diccionario de la Falange), antes de publicar otros libros como "El triunfo de la tiranía neoliberal". Era, por otra parte, un devorador de libros sobre el franquismo, la guerra civil y la España de nuestro tiempo. Seguramente fue uno de los que más sabían sobre la disidencia falangista de Manuel Hedilla y su Falange Auténtica o sobre el anarcosindicalismo de Cipriano Damiano y otros anarcosindicalistas con los que llegó a tener mucho trato personal.

Como periodista, fue una delas figuras estelares de la resistencia contra el franquismo. Dirigió el semanario Mundo, editado en Barcelona por Sebastián Auger y auténtico Times español de los años difíciles dela dictadura franquista. Antes había sido subdirector del cotidiano Mundo Diario, que también editaba el intrépido catalán Auger que, a pesar de haber circulado por la órbita del Opus Dei, también fue otra figura relevante de la lucha por la democracia desde la plataforma editorial.

Cuando el poder político de la época (ejercido por la UCD) le exigió a Antonio Asensio, fundador del Grupo Zeta, la cabeza de Dioniso Giménez por haber apoyado al periodista Xavier Vinader, Álvarez Puga pasó a dirigir el semanario Interviú hasta que fue sustituido por el andaluz Pablo Sebastián en 1985. Fueron años de efervescencia y de gran protagonismo del semanario más inquietante que produjo el periodismo español de la transición democrática. Bajo la batuta de Puga, fuimos cogiendo callo buena parte de los que integraron el reporterismo de aquellos años y del periodismo valiente e investigador del tardofranquismo y de la transición. El cortegadés de pro que fue Eduardo Álvarez Puga siempre estuvo al lado de la verdad, de la libertad, de la honestidad y del respeto, sin dejar de hacer guiños a aspectos más frívolos y mundanos, como me acaba de apuntar al oído Pedro Palacio, el amigo del alma común que teníamos Eduardo y yo.

El periodista orensano que nos acaba de dejar supo mantener su entereza la noche del 23-F de1981 (golpe de Tejero), cobijó a Xavier Vinader cuando el franquismo latente fue a por él y se tuvo que exiliar en Londres, apoyó la estrategia de denuncia contra la corrupción económica y política y fomentó extraordinariamente la investigación periodística. Tuteló la información a fondo sobre el caso Urquijo, el narcotráfico gallego, etc., y su formación de abogado le sirvió para mejorar el rigor informativo y la libertad de opinión.

Desde su retiro en Masnou (Cataluña) y antes en su Barcelona de toda la vida, jugaba al dominó con una pasión por ahorcar al doble seis que sus partenaires nunca pudieron olvidar. La misma pasión con la que celebraba los goles de Messi y las victorias de su Barça querido.

Eduardo Álvarez Puga era un amigo, un maestro, un paisano, una luz. Y, sobre todo, un compañero de vida y de esperanzas. La tierra no acoge cada milésima de segundo a gente como él.

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