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Keila Pallarés y su socia decidieron crear un negocio de comida gurmé sobre ruedas, una food truck llamada “A Artesa”. Trabajan desde abril hasta octubre en eventos y festivales y viven todo el invierno de ello. Sin embargo, ayer fue un día fatídico para su negocio. Un camión les embistió en la A-52, en Ribadavia, cuando estaban paradas en el arcén y destrozó su medio de vida.
“Llevábamos dos furgonetas. Una falló y paramos un momento en el arcén. Era una recta, estaban bien señalizadas y había buena visibilidad, pero un camión de 4.000 kilos pasó a toda velocidad y embistió la food truck”, explica Pallarés. El vehículo quedó inservible para realizar su trabajo.
El conductor del tráiler paró a un kilómetro de distancia -dada su velocidad no pudo hacerlo antes- y se acercó a comprobar lo sucedido. “Si hubiese impactado un poco más adelante habríamos muerto las dos. Venía una amiga con nosotras que acabó lesionada. Pasamos la mañana en el hospital”, señala la propietaria.
“Nos han destrozado nuestro medio de vida”, lamenta Keila. Ahora, se enfrentan a una solución compleja, dado que les está siendo imposible encontrar talleres que puedan arreglar este tipo de vehículo antes de noviembre. Esto hace que pierdan la temporada de trabajo y se queden sin su fuente de ingresos. Las numerosas fechas que tenían agenciadas por Galicia, tendrán que ser canceladas.
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